Empleo informal: los que trabajan al día en San Francisco
Empleadas domésticas, cartoneros, quienes venden pan casero, los que hacen trabajos de jardinería en viviendas, albañiles, pintores, son trabajadores, la mayoría de manera informal, que están viviendo una cuarentena difícil y con mucha incertidumbre.
Empleadas domésticas, cartoneros, quienes venden pan casero, los que hacen trabajos de jardinería en viviendas, albañiles, pintores, son trabajadores, la mayoría de manera informal, que están viviendo una cuarentena difícil y con mucha incertidumbre.
Ellos viven el día a día y si no salen a trabajar no tienen ingresos, no cuentan con recursos económicos para soportar el aislamiento impuesto por el gobierno para frenar el avance del coronavirus.
En medio de esta emergencia, hoy acercamos las historias de personas para las que la lucha diaria no es nueva, pero se hace más dura en medio de la pandemia. Lidia Cledi Alvarez, Gisella Ferreira, María de los Angeles Bossi y Manuel Rodríguez, contaron a LA VOZ DE SAN JUSTO cómo pasan estos días en casa.
"Se hace difícil vivir"
Lidia Cledi Alvarez y su marido mantienen a su familia juntando cartón. Todo lo que recolectan lo venden en la Cooperativa La Virgencita en barrio Parque. Su sustento está en la calle y, ahora, con las medidas de aislamiento social, no pueden salir a buscarlo.
"Nosotros vivimos el día a día, salíamos a la mañana a recolectar cartón y a la tarde lo vendíamos en la cooperativa, pero ahora está todo cerrado, hasta el galpón de la Virgencita. Está muy fea la situación, se hace difícil vivir. Nos tenemos que cuidar y quedarnos en casa, no tiene sentido salir porque no podemos vender lo que podamos encontrar" contó Lidia a LA VOZ DE SAN JUSTO.
Los días de aislamiento son difíciles, si antes sobrevivían con el ingreso, ahora deben administrar los alimentos. "Por suerte tengo cuenta en el almacén, pero después tendré que pagarla, no tengo tarjeta alimentaria, además Cáritas nos ayudó con un bolsón de comida. También tenemos que pagar el alquiler de la casa".
"Es difícil pero tenemos que cuidarnos"
Las horas que antes pasaba limpiando viviendas de otras personas, ahora Gisela Ferreira las pasa en casa junto a sus hijos, mientras su esposo está autorizado a trabajar en un supermercado.
Asegura que con el aislamiento le bajó muchísimo el ingreso por su trabajo como empleada doméstica por hora, también se paralizó su entrada por la venta de cartón en La Virgencita.
"Esto cuesta un poco, voy a limpiar casas por hora y ahora no puedo ir, en muchos no tengo ingreso, de tener todos los días ocupados a no hacer nada es complicado. En la cooperativa también cobraba el día a día dependiendo los kilos de cartón, pero está todo cerrado", comentó.
Gisela tiene la esperanza que termine la cuarentena lo antes posible y que puedan volver a salir para buscar todos los días los ingresos para mantenerse. "Tenemos que tomar conciencia de que hay que quedarse en casa, es difícil pero tenemos que cuidarnos. Ahora pasamos más tiempo juntos en familia", dijo.
Pan casero y esperanza
Mientras antes amasaba más de 60 panes caseros que luego vendía en su puesto en la esquina de Juan de Garay y Libertador Norte, hoy en el encierro obligatorio, María de las Mercedes Bossi alcanza a cocinar solo 20 pedidos.
María vive con sus dos hijas pequeñas y es sustento del hogar. La venta de pan casero es su ingreso principal, por eso se las arregló para poder distribuir a domicilio los pedidos, con su auto a gas, y así seguir manteniendo los ingresos que bajaron considerablemente en esta situación.
"Estoy haciendo envío a domicilio y hago 20 por día para que alcance un poco y es la cantidad que me permite el tiempo para repartir. No es la misma entrada de dinero que tenía cuando podía estar en la calle, durante los fines de semana vendía más de 60 panes, también hago masa de prepizzas", afirmó.
María hace pan casero en su propia casa y en esta cuarentena, dismimuyó la cantidad de producción.
María agradece tener la posibilidad de poder repartir: "De otra manera no tendría ninguna entrada y como comprar alimentos y mantenernos. Dios no me desamparó y con lo que junto puedo comprar comida en el super", dijo.
Agregó que su trabajo lo realiza con todas las medidas de precaución, se ocupa de cumplir con la desinfección obligatoria del vehículo y usa los elementos necesarios para evitar contagios.
"Estoy sobreviviendo, pero me preocupa mucho la gente que no tiene la oportunidad que yo tengo de poder trabajar y repartir. Me da mucha tristeza y es duro ver las calles vacías pero tengo fe que vamos a salir adelante, estas son pruebas que Dios nos pone para que aprendamos a valorar otras cosas", remarcó.
Más incertidumbre, en medio de la incertidumbre
La vida no viene siendo tan fácil para Manuel Rodríguez desde que comenzó este año. A fines de 2019 se quedó sin empleo en una empresa local y el trabajo de jardinería que antes hacía en su tiempo libre se convirtió en su única entrada.
"La jardinería es mi única entrada ahora y la situación es difícil, porque aunque me aseguraron del municipio que puedo trabajar con los cuidados necesarios, pero no me atrevo a hacerlo porque no quiero tener problemas con los controles", aseguró.
Manuel tiene su clientela que fue aumentando en estos últimos meses. Hoy vive de eso y tiene que pensar en juntar los recursos para alimentarse y pagar las deudas, con el miedo de perder sus ingresos.
"Es muy difícil la situación, no sé si salir o no, me da miedo en el caso que tenga que salir porque tengo que estar en contacto, de todas maneras lo haría con todos los cuidados. Tengo miedo de perder clientes o lo peor, que me digan que estoy en infracción", confió.
Comentó que fue empleado de comercio hasta el año pasado pero se quedó sin trabajo porque cerró la empresa. "Yo era el único empleado -dijo- y no puedo cobrar el seguro de desempleo ni indemnización por irregularidades en mi despido".
Manuel se dedica a hacer trabajos de jardinería