El trasplante le dio la oportunidad de estudiar
En el Día Nacional del Donante de Órganos te contamos la historia de Lucas Mitjana, trasplantado, que en la UTN San Francisco y sueña con convertirse en ingeniero.
"Estudiar ingeniería siempre fue un sueño para mí, un sueño que se truncaba y una meta a lograr en cuanto pudiera hacerlo. Después del trasplante dije: 'yo puedo hacerlo' y me vine a estudiar. A corto plazo mi meta es recibirme y después continuar con mi vida", asegura Lucas Mitjana, que con 27 años y gracias al gran acto de amor que representa la donación de órganos, hoy cursa la carrera de Ingeniería Electromecánica en la Facultad Regional San Francisco de la UTN.
Lucas es de Morteros y recibió, hace solo diez meses, un riñón que le donó su hermana Gisela, ya que sus riñones dejaron de funcionar por una enfermedad renal.
Pensando siempre "en positivo" y agradecido por la nueva oportunidad, Lucas preparó su mochila, la medicación y el barbijo -para evitar el contagio de enfermedades- y llegó a San Francisco donde la comunidad educativa de la UTN lo recibió con los brazos abiertos.
Gracias a la decisión de su hermana de "regalarle" un órgano, volvió a hacer una vida normal, con proyectos y mejor expectativa.
El próximo martes 30, se celebra Día Nacional del Donación de Órganos, con el objetivo de promover mayor conciencia y reconocer a los donantes y a sus familias por dar más y mejor vida a miles de trasplantados. Lucas compartió su historia con LA VOZ DE SAN JUSTO.
Después de años de diálisis y
tratamientos que limitaron su vida, el 8 de agosto del año pasado llegó el
trasplante para Lucas Mitjana, oriundo de Morteros. Hoy a diez meses está muy
bien y cumpliendo su sueño de estudiar Ingeniería Electromecánica en la
Facultad Regional San Francisco de la UTN.
"Es fundamental la solidaridad, el gran acto de amor de donar un órgano, sea por parte de un familiar o de una familia que ha perdido un ser querido", aseguró Lucas.
Con actitud positiva afirmó que cuando aparece una enfermedad "no es el fin del mundo, para mi fue un cambio, un modo de vida diferente con sus lados negativo y positivo. Siempre de algo malo hay que rescatar lo bueno, siempre pienso en positivo y eso me ayudó muchísimo", aseguró Lucas que ahora se siente mucho más unido a su hermana quien le donó un riñón.
"Gisella tiene 25 años y un bebé de un año y medio, fue mamá y seis meses después me donó el riñón -comentó-. Ella me permitió seguir viviendo y poder hacer todo lo que hago ahora, estudiar y proyectar. Siento que ese acto nos une de manera mucho mas fuerte".
Relató que tenía 21 años cuando comenzó con los síntomas. "Tenía retención de líquidos, se me hinchaban los pies, como en ese momento trabajaba muchas horas. Fue progresivo, comenzaron hinchándose los pies, después las piernas, los muslos, el abdomen", aseguró.
"Hasta que un día me levanté y me vi la cara completamente hinchada, me asusté y enseguida fui al médico, primero me dieron diuréticos pero el problema seguía -amplió-. Entonces me derivaron a un nefrólogo y después de distintos estudios me diagnosticaron falla renal, mis riñones funcionaban entre los dos solo un 30%. Me diagnosticaron glomerulonefritis, una enfermedad que tiene distintas causas".
Sobre el diagnóstico Lucas aseguró que al principio "lo tomé con naturalidad pero después de un tiempo fue un shock, mi vida dio un vuelco, tuve que empezar tratamientos y ahí me di cuenta de la realidad. Eso fue un período de unos meses pero después me adapté porque no me quedaba otra".
"Hice tratamientos para poder recuperar la función renal, pero no dieron resultado. Entonces comencé diálisis que hice durante tres años y diez meses hasta el trasplante", dijo.
Recordó que durante el tratamiento con diálisis "no tenía una rutina, tuve que dejar muchas cosas, tenía que hacer diálisis tres veces por semana a diálisis, cuatro horas conectado a una máquina. Mi vida no era totalmente normal".
Lucas y su hermana Gisela, unidos más que nunca junto a su sobrino Bautista.
Amor de hermanos
Finalmente la posibilidad del trasplante llegó de la mano del amor, en este caso fraternal. "Tengo dos hermanos, compartimos el mismo grupo sanguíneo con mi hermana Gisela, ella desde un principio me dijo que me donaba un riñón pero yo no quería. Pensaba que la iba a afectar negativamente pero no es así, al contrario, obviamente con algunos cuidados ella tiene una vida normal".
"Me explicaron que hay personas que nacen con un solo riñón y viven una vida plena si problemas. Se puede vivir con un solo riñón. entonces se hizo el trasplante, mi hermana me permitió seguir viviendo", remarcó
Al referirse a su salud, Lucas afirmó: "Ahora estoy muy bien. Tomo medicación para no rechazar el órgano, son varias pastillas por día. Como todavía no pasó un año tengo que usar barbijo, especialmente en los lugares cerrados, por ejemplo en el aula tengo que usarlo para evitar contagiarme enfermedades".
"Agradezco el apoyo incondicional de mi familia y también a todos los que estuvieron a mi lado, médicos, enfermeras, todos los que me acompañaron en este camino. También agradezco a la comunidad educativa de la UTN porque me recibieron muy bien desde un primer momento y me cuidan mucho", finalizó diciendo.