El sufrimiento del Paraná
La reducción del caudal de agua del Paraná está provocando estragos importantes que no tienen gran difusión a nivel nacional en virtud de que la pandemia copa los espacios más importantes. Pero el "sufrimiento" del río es motivo de preocupación en todas las provincias que atraviesa y genera derivaciones negativas que merecen ser atendidas.
El río Paraná, vital curso de agua de nuestro litoral, está padeciendo la mayor bajante en medio siglo. Los problemas que la caída en el nivel de agua en su cauce son mayúsculos y se relacionan tanto con la vida de los ribereños como también con la salida de los productos exportables del agro, toda vez que los barcos de gran calado tienen muchos obstáculos para navegar.
Peor aún, en los últimos días se conoció por la prensa santafesina que se derrumbó una pared del canal de navegación, complicando aún más las cosas. Esto provocó que embarcaciones ya cargadas con el cereal y otros productos estén varadas en cercanías de los puertos.
Según se informó, en la zona donde se produjo el derrumbe hay un bajo y un paso crítico con menor profundidad. "Es grave porque hay barcos que habían cargado y están con un calado superior, esperando que termine la draga para poder irse", se informó desde el puerto de San Lorenzo.
Lo cierto es que la reducción del caudal de agua del Paraná está provocando estragos importantes que no tienen gran difusión a nivel nacional en virtud de que la pandemia copa los espacios más importantes. Pero el "sufrimiento" del río es motivo de preocupación en todas las provincias que atraviesa y genera derivaciones negativas que merecen ser atendidas, tanto en lo económico como en lo ambiental y también lo social.
Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, la bajante ya ocasionó una pérdida de US$244 millones para las empresas del sector agroexportador, que deben hacer frente al costo de sacar los buques con menor carga y completarlos, por ejemplo, en otros puertos de aguas profundas como Bahía Blanca. Vale recordar que por los puertos del Gran Rosario se realiza el 80% de la exportación de granos y subproductos. Sobre 70 kilómetros de costa están concentradas 29 terminales portuarias.
Es verdad que la actual complicada situación tiene algunas causas naturales. Desde el Instituto Nacional del Agua se explicó que la bajantese viene gestando desde el año pasado, empezó en el río Paraguay. En Formosa se registró un descenso desde abril hasta noviembre de más de 8 metros. A esto se suma que la alta cuenca del Paraná, por tercer año consecutivo no tiene subida estacional de lluvias de verano y existe escasa participación del río Iguazú. La imagen de las cataratas sin agua es todo un símbolo de lo que sucede. También se achaca responsabilidad a Brasil, que no libera agua de las más de 50 represas que se encuentran en su territorio.
Todo esto configura un marco de urgencias que obligan. Los fenómenos de sequía seguirán produciéndose, pero es necesario que las autoridades de la Argentina, Brasil y Paraguay refloten y reformulen el tratado de la Cuenca del Plata para que el manejo del recurso hídrico sea integral y contemple todas las facetas para mantener su sostenibilidad y evitar que su "sufrimiento" temporario se transforme en habitual.