El "Ravetti" recicla solidaridad
Alumnos de quinto de la escuela "Francisco Ravetti" llevan adelante una campaña de reciclado que les permite juntar por semanas diez bolsas grandes de papel y donarlas a la cooperativa "La Virgencita". Usar lo que no se usa para que lo use un merendero.
Por Manuel Ruiz
Alumnos de quinto año con colaboración de alumnos de tercer año de la escuela "Francisco Ravetti", comenzaron hace tres semanas una campaña de reciclado de basura que persigue fines solidarios, una vinculación de la escuela con la sociedad, pero que además genera cambios pequeños, pero trascendentales, en la forma que los alumnos vinculados a la iniciativa, conciben una problemática siempre vigente que es, qué hacer con los residuos.
En lo que va de la campaña, que inicio como una actividad curricular típica de la escuela a cargo del profesor de historia Gonzalo Giulliano Albo, chicas y chicos juntan por semana y en promedio alrededor de 10 bolsas de consorcio repletas de papel.
El camino de ese papel, luego de ser acopiado, continua en las manos de las recicladoras de la cooperativa "La Virgencita", que a su vez vende ese papel y el dinero que obtiene de esa venta, sirve para ayudar a comprar los alimentos diarios que se sirven en el merendero que la cooperativa mantiene en barrio Parque, completando así, un circulo que permite evidenciar cuán importante resulta la vinculación de las instituciones con otras para el desarrollo de ambas, y como el altruismo, en este caso de los alumnos de Ravetti, es el canal perfecto para que la solidaridad encuentre sustento.
Tapas, pilas y corchos, también
Además de las bolsas de papel, cuando se ingresa a la escuela se puede ver un bidón de agua que deja el vacío transparente para ir ganado en un multicolor repleto de tapitas. Los alumnos decidieron incluir a las tapas plásticas en su iniciativa reciclado de los materiales que irían a parar al relleno sanitario, para sumarse a la campaña de reutilización de tapitas que lleva adelante el hospital "Garraham" por todo el país.
A las tapitas y al papel, se le suman corchos y pilas.
"Estamos reciclando pilas. Estamos en la parte de acopio porque no encontramos instituciones, ni programas del estado que hagan el proceso que sigue que es el confinamiento, es decir, un sellado con cemento para evitar que los ácidos nocivos de las pilas terminen directamente en el medio ambiente. Todavía no encontramos donde llevarlas, así que por ahora, solo las estamos juntando, y hay muchas", explica Giulliano Albo.
De la escuela a la casa, de la casa a la escuela
Podría ser un trabajo práctico más. Pero no lo es. Por lo menos para las chicas y chicos que dialogan con LA VOZ DE SAN JUSTO en el patio de la escuela.
La pregunta es bien simple y dice que hacen ahora con el papel que anda dando vuelta en su casa, y antes iba derecho al basurero. La respuesta es también simple "Ahora viene todo a parar acá", contesta Julia, alumna de quinto año turno mañana.
Uno de los varones vinculados a la iniciativa dice que hacer algo como esto cambia mentalidades, y Lucía, otra alumna de quinto año, se pliega a esa idea diciendo que "La educación que tenemos hace que no pensemos en el reciclado, en la separación, nuestra cultura es asuizMoe el tacho de resiudos ñeraí. Cuesta armar una bolsa distinta para tirar papel o plástico, pero una vez que te acostumbraste, listo".
Hay en cada uno de los chicos involucrados en el proyecto un cambio de hábito, pequeño, imperceptible, pero a la vez, inmenso. En cada uno de estos chicos hay un cambio de concepción, de cómo pararse ahora en más ante el tacho de residuos, y ante la necesidad de reinterpretar las formas en que la pensamos porque sino, claro, vamos a quedar tapados en basura, o nos vamos a quedar sin lugar para enterrarla.
Hay otro descubrimiento que marcan los chicos: "A veces cuesta darse cuenta que lo que para nosotros es basura, para otro puede ser algo más que necesario".
La basura, aparece entonces, como mecanismo para ver al otro, que antes no veíamos.
Centro de reciclado
Los interesados, y aquellos que no sepan que hacer con el papel, las pilas, las tapitas y los corchos que sobran en su casa, pueden acercarlos a la escuela Ravetti, en los días y horarios habituales de clase.