El pueblo donde los niños “salen de caravana”
En el Día de la Niñez, LA VOZ DE SAN JUSTO rescató la historia y el testimonio de quienes fueron y son protagonistas de la "caravana Don Toni", un festejo popular que se convirtió en la marca registrada de La Francia, pueblo ubicado a la vera de la Ruta Nacional 19. Desde hace más de medio siglo, esta emblemática fiesta sigue tocando el corazón de muchas generaciones.
"El Día de las Infancias se celebra en todas las localidades nuestro país, pero estamos convencidos que el festejo que se realiza en La Francia no se da en otro lado", asegura Laura Ballatore mientras le brillan sus ojos de orgullo por el emblemático festejo que le permite a todo un pueblo volver a ser niños por un rato.
Se trata de la "Caravana Don Toni" un evento popular que lleva 55 años y que se transformó en un signo de identidad para este pueblo ubicado a la vera de la Ruta Nacional 19.
En el marco del ciclo Rutas Regionales, LA VOZ DE SAN JUSTO rescató la historia de este popular festejo contado en la voz de los que formaron y forman parte de la iniciativa que toca el corazón de muchas generaciones.
Un signo de identidad
Cada primer domingo de agosto, las calles del pueblo se llenan de color y alegría a la espera de que cientos de autos pasen por las postas que arman los comerciantes e instituciones para tirarles caramelos- entre otras golosinas- a los más pequeños y a los no tan chicos, que acompañan disfrazados y decorados sus autos para la ocasión.
Con la foto de Don Toni como estandarte, los Bomberos Voluntarios del pueblo encabezan la caravana que comienza puntual 13.30 con el sonido de la sirena bomberil. A partir de allí los chicos, agrupados en los más de 400 autos que participan, recorren 20 postas, donde juntan caramelos, y desde hace algunos años, también libros de cuento.
La iniciativa surge de un gestor cultural del pueblo como lo fue Antonio Gerbacio Almada, más conocido como "Don Toni", nombre que se le da a la caravana en su honor.
"Toni era un hombre que pensaba la cultura del pueblo. En aquel entonces se acercó a hablar con el director de la escuela primaria del pueblo porque hacía poco tiempo había comenzado a celebrarse el Día del Niño en Buenos Aires y quería ver que se podía hacer en La Francia", cuenta la directora de Cultura, Laura Ballatore.
"Como había pocos chicos y pocas familias con vehículo, entonces se le ocurrió sacarlos un domingo a la tarde dar una vuelta por el pueblo, en los autos que hubiera ya sean tres o cuatro", agrega.
"Luego convoca a Santiago Bogetti, comerciante del pueblo para ver si podía aportar algo para los chicos y él les ofrece caramelos al paso y eso fue el boom. A partir de allí la caravana nunca se cortó y fue creciendo", sostiene Laura.
Además de la entrega de caramelos- que los identifica- desde algunos años se suma la biblioteca popular Marcela Rodríguez entregando libros de cuentos.
"Ese día no se almuerza"
Ballatore sostiene que el festejo es distintivo porque ese día "se paraliza toda la localidad".
"Desde las 9 de la mañana todo el pueblo empieza a prepararse para para homenajear a los niños. Inclusive se cierra una calle donde al final de la caravana, hay juegos inflables, kermesse, escenario con shows y sorteos para los chicos".
"Las familias decoran sus autos y lo estacionan temprano, inclusive la noche anterior, para reservar su lugar; es más ese día el pueblo no almuerza. Muchos van comiendo algo en el auto o se traen a la plaza el mate una vez que termina la caravana", expresa Ballatore.
"La caravana es recordar los mejores momentos de la infancia, sentirnos con ganas de preparar, esperar el momento, que alguien nos invite a subir a un auto, compartir con amigos, emoción y ganas de ser niños otra vez", asegura.
"Además de brindar un espacio para los niños, es un signo de identidad para nuestro pueblo, por eso es tan importante para nosotros. Todos los que viven acá cuando recuerdan su infancia recuerdan la caravana".
Una vidriera provincial
Ballatore reconoce que "tenemos el compromiso de seguir construyendo nuestra identidad como pueblo a través de este festejo tan importante que toca el corazón de muchas generaciones".
Y el deseo de toda la comunidad es lograr que el mismo sea reconocido a nivel regional, provincial y porque no extenderlo a lo nacional.
"Es un gran desafío como gestión de gobierno que esto se impulse más. Que podamos hacer mucho más conocida nuestra localidad a través del festejo de las infancias, en principio en la región, luego en la provincia y por qué no aún más allá", puntualizó Ballatore.
De hecho, recientemente la caravana "Don Toni" fue seleccionada en Festivales Argentinos, una iniciativa de la Dirección de Acción Federal, dependiente de la Secretaría de Gestión Cultural del Ministerio de Cultura de la Nación, y constituye una política pública para todo el territorio nacional destinada a fomentar la organización de celebraciones culturales de carácter popular, con el objetivo de potenciar las capacidades de gestión local, el desarrollo de las economías regionales y el turismo cultural.
"Ya no quedan personajes como mi abuelo"
Orgullos de llevar al apellido Almada, los nietos de Don Toni aseguran que "somos privilegiados en haber tenido un abuelo como el que nos tocó".
"En los pueblos siempre hay personajes que no se pueden olvidar y Don Toni es uno de esos. Tenía un carácter muy especial, siempre haciendo chistes, de hecho no recordamos haberlo visto nunca enojado", cuentan Dino y Ariana, los nietos de Don Toni.
"El siempre estaba pensando en que podía hacer para que los chicos y los grandes se diviertan y el pueblo sea reconocido", remarcan.
De hecho, Horacio, uno de los hijos de Antonio Almada cuenta que "vio que al pueblo le faltaba algo y organizó la caravana para los chicos. Se fue agrandando a tal punto que hoy es una fiesta multitudinaria".
"Junto a otros amigos, también hizo los carnavalazos, pero siempre estaba él al frente de todo. Dejaba su negocio e iba donde se necesitaba ayuda por eso la gente lo quería mucho".
Entre las anécdotas de Don Toni, sus nietos recuerdan que "siempre nos llevaba en la parte de delante de su camioneta F-100 con los parlantes a full, porque nos pedía que dejemos a los otros chicos ir atrás y disfrutar, siendo que muchos no salían a pasear en auto".
"Para nosotros es un orgullo tener un abuelo como el que tuvimos. Pasan los años y encontrar personajes como él es muy difícil, ya no quedan", afirman.
"Ojalá uno pudiera seguir haciendo lo mismo para el pueblo. Mientras tanto poder acompañar para que esto siga, es casi nuestra obligación", concluyen.
Santiago, el primero en tirar caramelos
Santiago Bogetti
tiene 96 años y es uno de los comerciantes más reconocidos en el pueblo sobre
todo por su almacén de barrio, que cuando todo comenzó, era el único que vendía
golosinas frente a la escuela.
Junto a Don Toni, fue un visionario y precursor de esta idea que tan feliz hace a los chicos. "Con Toni éramos amigos. El me vino a buscar para ver si podía colaborar con algún caramelo o algo para los chicos cuando pasaran en los autos", cuenta Santiago quien actualmente reside en el hogar de ancianos municipal "Dominga Boglione De Marconetti" de La Francia.
"Como todo lo que vendía era suelto, en principio le hacía paquetitos a los chicos y así empezamos. Hasta que esto se fue haciendo cada vez más grande. Siempre acompañé hasta lo último en 1996 cuando tuve que dejar el negocio" continúa.
"Yo estaba cerca del colegio, los chicos siempre venían a comprar golosinas, los chicos que hoy tienen 60 años", dice Bogetti entre risas. "Yo no los conozco pero ellos me conocen a mi",. Reconoce.
"Me siento muy bien con lo que hice, me da mucho orgullo hacer feliz a los chicos", asegura Bogetti.
Su kinesióloga- Andrea Asis- es una de esas tantas que pasó por la el almacen de Bogetti que estaba sobre la Ruta, frente a la escuela. "Tenía de todo; vendía todo suelto, y los envolvía en papel de diario porque no había bolsas", recuerda.
"Nosotros pasábamos a comprar porque era el único lugar donde vendían chupaletas y masitas", puntualizó Asis.
Asimismo cuenta que desde sus antepasados era común escuchar como contaban en su casa que
En mi casa tenían un Ford T y "mi papá cargaba a sus sobrinos y amigos en un Ford T y los llevaban a la caravana. Esperaban con entusiasmo ya que la mayoría no paseaba en auto".
"Esas golosinas eran nuestro único regalo del Día del Niño"
Para Liliana Perone, como para muchos otros vecinos de su edad revivir cada año este festejo los lleva a dimensionar la importancia que tiene para sus generaciones, pero sobre todos para ella que la remonta a su infancia. "Cuando era chica no teníamos auto. Casi nadie almorzaba, nos reuníamos en la plaza y nos subíamos a la primera camioneta que nos invitaba para poder ir a buscar esos caramelos, que a veces era junto a la factura y el chocolate caliente que nos daban, el único regalo por el Día del Niño", relató.
"Es que en aquel entonces no existía auge comercial que hay hoy en esta fecha", agregó.
Pasó el tiempo, yo ya tenía a mis hijos y también auto por lo que ahora era yo la que cargaba a los niños con mi familia. Lo que yo hacía antes cuando era chica, con el tiempo lo pude hacer con los míos y con otros niños del pueblo".
"Poder brindarle a los chicos lo que recibí de pequeña, transmitirlo a mis hijos y a mis nietos es una emoción muy grande", finalizó.