El profe que se fue sin despedirse de los chicos
A Daniel Garde le llegó el retiro luego de 36 años como docente de Educación Física en los cuales estuvo ligado a tres colegios de San Francisco. Hoy celebra su día fuera de la escuela, extrañando los brazos de los chicos.
El profe Garde le entregó su vida a la docencia, por supuesto que tiene familia pero él cuando eligió esa carrera supo que de cierta manera tendría una mucho más grande. A lo largo de su carrera vio pasar de grado y crecer a cientos de chicos que seguramente guarden hermosos recuerdos de él. Quizás por eso su despedida de la actividad tiene cierto sinsabor.
Después de 36 años enseñando, a Daniel Garde le llegó el momento de retirarse, aunque nada le hubiera hecho pensar que no habría despedida, abrazo final, el último saludo o planilla.
Y algo más. Nunca pensó que su retiro estaría marcado por la soledad y la distancia, la imposibilidad de abrazar a los niños y niñas y darles un último consejo para su vida futura. No, no hubo nada de eso y ningún tiempo, ni virtualidad le devolverá la mirada de los pequeñitos de saber que ya no habría más un profe Daniel para hacerlos jugar, disfrutar y ser niños en su máxima expresión.
Las maestras y maestros argentinos celebran hoy su día fuera de las escuelas, con festejos virtuales y extrañando los abrazos de los chicos, en un año marcado por la pandemia de coronavirus.
Esta situación es un hecho inédito desde aquella primera vez, en 1943, que se estableció el 11 de septiembre como Día del Maestro en la Argentina, en conmemoración al fallecimiento de Domingo Faustino Sarmiento, allá por 1888.
- ¿Cuál fue su trayectoria dentro de la docencia?
Me formé como docente de educación física desde el año 1980 hasta el 1983. Fueron 4 años en el ISEF de Santa Fe. A partir de febrero de 1984 empecé a trabajar en la escuela Normal a nivel primario, IPET 264 que antes era el INET 1 y 4 años más tarde en el colegio San Martín. Esos fueron los tres colegios en los cuales yo trabajé como docente durante 36 años, desde el 1984 hasta 2020.
También trabajé en la Municipalidad de San Francisco en el área de deportes desde el año 1987 hasta el 2000, otro docente teníamos a cargo el CEDEM. Siempre trabajé, nunca dejé de trabajar, a pesar de que tuve ofertas para cambiar de nivel siempre estuve trabajando en el nivel primario, que fue uno de mis bastiones porque me gusta trabajar con niños. Desde primer grado hasta sexto grado, antes era hasta séptimo.
"Siempre trabajé, nunca dejé de trabajar. Me gusta trabajar con
niños", contó el profe Daniel.
-¿Cambió mucho la forma de dar clases desde que comenzó hasta la actualidad?
Se fueron perdiendo aspectos que tienen que ver con la responsabilidad de los chicos, la conducta pero nunca dejé de insistir con ellos. También de darle la posibilidad a aquellos chicos que no podían participar de algún intercolegial, viajes. A través del deporte intenté crear lazos de compañerismo, de amistad.
Fue cambiando la forma de dar clase, antes la educación física era muy dirigida, si el chico si no lograba hacer buenos golpes de arriba para vóley o el saque bien hecho desaprobaba. Esa corriente fue desapareciendo o mejor dicho yo la fui dejando de lado para ver el progreso, trabajar en la diversidad. Que le tome el gusto por la actividad física, que el chico puedas ser hasta donde pueda ser y que no sea el promedio, el gol. También trabajamos para que las clases sean activas porque estamos teniendo un problema en el mundo con un casi 30 % de chicos con sobrepeso u obesidad.
- ¿Cuáles fueron las mayores satisfacciones que le dio la docencia?
Nuestras escuelas siempre fueron participativas para ser el deporte masivo y a través de ahí logramos buenos resultados a nivel local, regional, provincial. Fue un orgulloso haber salidos campeones provinciales de fútbol con la escuela 264.
Lo que más me interesaba era que ellos tuvieran cerca del deporte y tratar de ser un agente para contribuir con aquellas cosas que los rodeaban.
En lo profesional haber trabajado en uno de los medios que tiene la educación física que es vida en la naturaleza. Casi diez años trabajé en la escuela normal en campamentos. Se trasladaba el aula a Villa Leonor. Con las maestras formábamos los equipos de trabajo y cada uno daba los contenidos referidos a su materia.
-¿Cómo fue el último año?
No me pude despedir de los chicos. Cuando empezamos en marzo tuvimos muy pocas clases, después apareció la pandemia y me llegó hace un mes la jubilación. Tuvimos encuentros virtuales pero a ellos no les dije que me iba a jubilar, eso está en deuda.
En el año 2015 tuve un problema de salud, estuve durante 4 meses sin ir a clases. Los chicos en esa época me enviaron muchísimas cartas que tengo todavía guardadas porque fueron muy importantes para mí y mi recuperación. Eso fue algo que me marcó muchísimo porque son muy agradecidos los pibes si vos le caes bien.
-¿Cómo imagina su vida fuera de la docencia?
No hay que dejar de moverse. A la mañana hago actividades administrativa y actividades del hogar. Mi señora sigue trabajando así que estoy como amo de casa y a la tarde le dedico tiempo para hacer actividad física. Trato de leer, informarme, no dejar que la inactividad me juegue una mala pasada. Para algunas personas que se jubilan pasar de la actividad a la inactividad pasa a ser un problema el tiempo libre.