El problema del tratamiento de los residuos
En nuestra ciudad estamos lejos de las mejores prácticas. No hay separación hogareña. En pocos sitios públicos existen recipientes que lo permiten. Tampoco se clasifica la basura y su disposición final no es la más adecuada. Aun así, la cuestión no parece formar parte de las prioridades sociales de esta comunidad.
Un informe periodístico de un medio de la capital provincial trajo de nuevo a la consideración pública la problemática del tratamiento de los residuos urbanos. Allí se pueden leer situaciones que son una constante en varias poblaciones, incluidas San Francisco. Por ejemplo, es mínima la separación de residuos y su disposición final está alejada de las mejores prácticas.
Lo que se recicla es una ínfima porción de la enorme cantidad de basura que se genera en cualquier población. Salvo algunas localidades que trabajan muy bien el tema y son ejemplo que debieran seguir muchas otras, el colapso de los basurales a cielo abierto y de los rellenos sanitarios genera contaminación evidente, cuyas consecuencias no son debidamente atendidas.
Es verdad que el destino de los residuos que generan los vecinos es uno de los problemas más serios y acuciantes para cualquier municipio. Los costos de recolección y disposición, el impacto ambiental y la cuestión de la salud pública son sensibles aspectos que obligan a un exhaustivo análisis acerca de los procedimientos que deben llevarse adelante en esta materia.
En nuestra ciudad estamos lejos de las mejores prácticas. No hay separación hogareña. En pocos sitios públicos existen recipientes que lo permiten. Tampoco se clasifica la basura y su disposición final no es la más adecuada. Aun así, la cuestión no parece formar parte de las prioridades sociales de esta comunidad.
En la década de los 80 el entonces gobierno municipal intentó un primer plan de separación de residuos en San Francisco. No tuvo mayor éxito. Otra administración municipal puso en marcha el relleno sanitario y, aun a costa de numerosas críticas, llevó adelante el proyecto con el que el tratamiento final de los residuos era un poco más satisfactorio. Transcurrieron muchos años desde aquellos tiempos en los que se trabajaba bien en el relleno sanitario. Casi 30. A finales de la década de los noventa se abandonó el buen trabajo que se venía haciendo y no prosperaron las soluciones o intenciones anunciadas desde ese entonces.
En diciembre de 2012, en esta columna se celebró la firma de un acuerdo marco entre la municipalidad y el gobierno de la Nación para el financiamiento de la instalación de una planta de reciclado de residuos sólidos urbanos en el predio del ex relleno sanitario. Se dijo que este anuncio se había "constituido en una de las novedades más significativas" de ese año. Se agregó que "de concretarse el convenio se pondría en marcha una modificación trascendente en el tratamiento de los residuos que se originan en nuestra ciudad y comenzaría a ponerse punto final a una situación triste y degradante que viene de años y de una administración anterior cuya nula política ambiental derivó en que lo que era un predio de relleno sanitario se convirtiese en un basural a cielo abierto, con los consabidos trastornos que esto genera para el ambiente y la salud de las personas".
El acuerdo contemplaba la incorporación de máquinas especiales para separar los residuos sólidos según su tipología. El objetivo final, luego de pasar por varias etapas, sería la generación de gas a partir de la basura producida en la ciudad. En ese momento este diario expresó editorialmente que "el proyecto requiere, para su concreción exitosa, del aporte de los vecinos, que seguramente deberán modificar sus prácticas respecto al tratamiento domiciliario de los residuos. Así, quizás el proceso de separación de residuos sólidos reciclables puede comenzar en los hogares para profundizarse en la planta a partir del funcionamiento de las máquinas específicas para cumplir esta tarea".
Desafortunadamente, no hubo luego mayores novedades ni anuncios sobre este tema. Tampoco la ciudadanía modificó sus hábitos a la hora de "sacar la basura".