El primer mediocampista y teniente de color
Walter Tull, porque así se llamó, tenía 29 años y era un verdadero rompedor de barreras habiendo sido el primer oficial de su raza en ser nombrado dentro del Ejército Británico, por su ascendencia ascendencia barbadense-británica. Se hizo bien de abajo y así concibió el football como lo llamaban en aquella época.
Por Manuel Montali | LVSJ
El poeta de guerra Edmund Blunden se preguntó alguna vez por qué él no había quedado durmiendo en la arcilla de Flandes con todos los hombres muertos en la Primera Guerra Mundial. No sabemos si encontró una respuesta que le diera paz. Sí podemos recuperar la memoria de algunos de los desaparecidos en el barro de batalla de ese sangriento frente occidental, como el teniente Walter Tull, de 29 años y ascendencia barbadense-británica, que había sido el primer oficial de color nombrado en el ejército británico.
Pidiendo disculpas al lector por la dificultad de escribir una nota con tantos eufemismos que esquiven el nunca bien ponderado adjetivo "negro" (como si fuera el único "color" de piel...), comenzaremos marcando que Tull era un rompedor de barreras. Su vida es la de esos ídolos paradigmáticos que se hicieron a sí mismos desde bien abajo. Había nacido el 28 de abril de 1888 en un pueblo portuario del sureste inglés, Folkestone. Era hijo de una inglesa casada con un carpintero inmigrante de Barbados (cuyo padre había sido esclavo). Quedó huérfano siendo un niño. Su madre murió cuando tenía 7 años y, su padre, cuando tenía 9. Él y su hermano Edward, por ser los únicos dos de los seis hijos del carpintero Tull en tener edad escolar, fueron destinados a un orfanato en Bethnal Green, Londres. Allí, los chicos practicaban un deporte al que los ingleses recién estaban terminando de darle forma. Lo llamaban football porque consistía en disponer de 22 tipos, divididos en dos equipos, para que corrieran detrás de una pelota con la intención de patearla hasta la portería contraria.
Walter demostró ser bueno para ese juego. No daría la talla como su hermano, que se convertiría en el primer dentista de herencia mixta en ejercer en Gran Bretaña, pero al menos llegaría a ser el primer futbolista profesional de tez oscura en jugar en la Primera División de Inglaterra. Antes, desde la década de 1870 y de manera aficionada, ya habían pisado el verde césped los morochos escoceses (sí, al parecer no todos son colorados allí) Robert Walker y Andrew Watson (éste último llegó a jugar para la selección de su país, por lo que se lo suele considerar como el primer futbolista de color en el mundo en participar internacionalmente). Pero en términos profesionales, el único precedente en Inglaterra era el del arquero ghanés Arthur Wharton, en la segunda mitad de la década de 1880.
Tull dejó la escuela a los 14 años y comenzó a trabajar en una imprenta; superó una prueba para Clapton (que era uno de los clubes de aficionados más importantes del Reino Unido) y con ese equipo se consagró en la Copa Amateur de la temporada 1908-09, entre otras medallas que cosechó (según algunas crónicas, el equipo no perdió un solo partido con él en cancha). Era un mediocampista con llegada, un "falso" delantero. Pasó a un grande, el Tottenham Hotspur, por un salario que hoy suena irrisorio, pero que en ese momento era un buen puñado de libras.
Con este conjunto jugó amistosos en Sudamérica (Argentina y Uruguay) y arrancó la temporada 1909-10. Pero pese al juego de Tull, elogiado por la prensa por ejemplo en un partido contra el Manchester United, los resultados no acompañaron. Para peor, pasó lo que al día de hoy sigue viéndose en casi toda cancha del mundo: el público, sobre todo en un partido ante Bristol, empezó a hacer foco en Walter por el tono de su piel. Se presume que fueron estas presiones raciales las que llevaron a los "Spurs" a tomar la decisión de prescindir de sus servicios. Podía jugar muy bien, pero que hiciera enojar a los hinchas rivales era inaceptable. A Tull no le quedó otra más que llevarse su despliegue mágico a un club de la liga del sur, Northampton Town, donde jugó unos 110 partidos desde 1911 y se convirtió en ídolo.
Estando allí, en 1914 decidió alistarse en lo que se llamó "Batallón de Fútbol", el 17 ° Batallón del Regimiento de Middlesex, que contaba con numerosos deportistas que querían seguir los pasos militares de ídolos futboleros como Vivian Woodward y Evelyn Lintott. A los morochos, que con suerte los dejaban patear una pelota, las disposiciones militares les impedían alcanzar el status de oficial. ¿Qué blanco iba a aceptar que alguien de color le diera órdenes? No obstante, Tull, curtido en el mediocampo de tantos escenarios inhóspitos, demostró que como soldado era todavía más excepcional. Fue elevado a sargento y en mayo de 1917 se convirtió en el primer teniente de herencia mixta en las filas británicas. No sería nunca dentista, pero...
En el medio, entre alguna otra ida y vuelta a casa por estrés postraumático, Tull firmó contrato con Glasgow Rangers, pero no hay registros de que haya jugado oficialmente para ellos. Volvió a la trinchera y fue destinado al frente italiano. Tuvo una actuación destacadísima en la Batalla de Piave, en enero de 1918, en donde salvaguardó la vida de todo su escuadrón, y lo trasladaron a Francia para comandar la ofensiva británica contra los alemanes, en particular en la zona aledaña a ese jamón del medio en que se había convertido Bélgica.
Fue en Favreuil, un 25 de marzo de 1918, cuando Tull comandó la ofensiva de primavera que lo terminó sacando del juego. Recibió un balazo alemán en la cabeza. Se cuenta que sus hombres trataron de abrirse paso con ametralladoras para llegar hasta sus restos, pero no lograron recuperarlos y luego ya no se lo pudo identificar en esa tumba común que quedó bajo el barro.
Walter no tiene su lugar en el cementerio de este pequeño pueblo en el que hay más tumbas que casas. Pero su figura es conservada por numerosas obras artísticas, una moneda conmemorativa, una calle y un monumento en el estadio de Northampton Town, una estatua en Northampton Guildhall y una placa en la casa donde vivió durante sus días en Tottenham. Su nombre también figura en el Memorial de Arras, junto a tantos otros caídos en esta zona francesa cuyos cuerpos nunca fueron identificados.
Tottenham, comandado hoy por José Mourinho, tiene a Dele Alli entre sus figuras. Este morocho que tira paredes con Érik Lamela y Gio Lo Celso, jugador también de la selección inglesa, seguramente sabe lo que es recibir insultos racistas en una cancha. Lo que confiamos que no deberá afrontar nunca es tener que dejar los "Spurs" por la hostilidad del público. Bueno, eso y calzarse un fusil al hombro.