“El músico tiene el llamado social de poder acercar la música a la gente”
Lucía Luque nació en 1988 en Córdoba. Podría definirse como una militante de la música. En sus manos se mece el sentimiento del violinista. Cautiva al público; nunca pasa desapercibida. Su interpretación fue un regalo para San Francisco.
Es parte de la nueva generación de músicos que tiene la Argentina. Con 30 años y siendo concertino de la Orquesta Sinfónica de Córdoba y de Valdivia en Chile, Lucía Luque es la promesa del violín en nuestro país.
Esta joven mujer tocó junto a la pianista Martha Argerich, fue dirigida por Daniel Bareinboim y recorrió el mundo entero. Visitó San Francisco el pasado sábado para presentarse con su colega, Gerardo Di Giusto, con Dúo Sur y el Coro Polifónico del Conservatorio Superior de Música "Arturo Berutti", de la mano de Pablo Caminos.
VOZ MUJER dialogó con esta cordobesa a la que el mundo le queda chico.
-¿Cómo fue el encuentro con el público sanfracisqueño?
La experiencia en san Francisco fue hermosa, con un público muy cálido a pesar de que el sábado pasado nos dio una noche fría. La sala estaba colmada y aunque ya había tocado en esta ciudad en otra oportunidad, es siempre una sorpresa. Nos trataron muy bien en el Conservatorio, la organización fue muy atenta y ansío regresar. También estuvimos con el Coro Polifónico de Pablo Caminos con quienes realizamos un homenaje a Gerardo Di Gusto, e hicimos un bis. Fue hermoso tocar en San Francisco.
-Acompañaste a la pianista Martha Argerich en la última gira por la Argentina. ¿Cómo fue esa experiencia?
Martha Argerich es una reina total. Han pasado ya varios días y el entusiasmo y la emoción siguen latentes. Es una persona increíble, un ser especial. Es de esas personas que te das cuenta que son de las que nacen cada tanto ¿Viste? Es un todo, no solo por su genialidad sino por lo que emana como persona. Fue una hermosa experiencia porque la pude conocer personalmente y antes solo la había podido ver en Italia y Alemania.
-¿Qué significan esos momentos para tu carrera?
Tocar con grandes artistas es hermoso y se aprende mucho. Tocar con otros músicos va más allá de lo famoso que sea, es enriquecedor y estimulante. En general, se aprende de todo y no solo de música. Las experiencias van formando a uno como artista y como ser humano. El secreto de un profesional reside luego en poder volcar todas las experiencias en lo que uno hace.
- Te presentante en escenarios de todo el mundo. ¿Cómo responde el público al artista argentino?
La devolución de la gente es maravillosa en el mundo porque estamos muy bien representados. No siempre por artistas clásicos sino más por los populares. Nos conocen más por el fútbol y por el Che Guevara que por la música. Lo que se destaca a nivel mundial es la educación que tenemos en el país al igual que la salud. Sería una lástima perderlos porque son parte de nuestro patrimonio.
- ¿La Argentina es un país talentoso?
La Argentina es un país lleno de talentos. Es increíble como a lo largo de los años se sigue encontrando gente con una capacidad y una originalidad que no fácil de encontrar. Creo que eso es lo que distingue al país. La mixtura que tenemos de nuestros orígenes hace que tengamos una esencia muy particular. Nuestro país tiene mucha potencia, mucho por dar pero también mucho por hacer.
- ¿Qué importancia tiene la música en la educación?
Más allá de violín, la formación musical es importantísima y fundamental. Está comprobado que la música hace bien emocional y mentalmente. Es increíble lo bien que hace a los niños. Poder tocar un instrumento tendría que formar parte de la curricular de la educación básica. La música está algo descuidada y se prioriza más el deporte y a veces se deja de lado.
- Ser concertino en dos de las orquestas más prestigiosas de Sudamérica (Córdoba y Vendimia) demuestra que las mujeres pueden triunfar también en el mundo del arte más conservador...
Tuve la suerte de nacer cuando las cosas cambiaron un poco. Tengo 30 años, nací en 1988 y comencé a tocar el violín en 1995 y mi carrera comenzó a perfilarse en 2000. Las mujeres siempre sufrimos el machismo y la violencia de género, pero de a poco se le empezó a dar un espacio mayor a la mujer en el ámbito donde estoy yo aunque sí se sigue sintiendo cierto machismo. Ocupo un cargo de jerarquía en la Orquesta Sinfónica de Córdoba y hace poco gané también el lugar como concertino en la Orquesta de Valdivia en Chile.
Estoy rodeada de buena gente pero hay cosas que quedaron culturalmente en contra de las mujeres. A veces pienso que si fuera hombre, ciertas cosas no me pasarían. Es una lucha que hay que seguir y falta mucho por ganar. Creo que años atrás hubiera sido imposible hacer la carrera que estoy haciendo hoy. Ojalá siga adelante el empoderamiento de la mujer y seamos una sociedad de pares.
No tan clásico
- ¿La música clásica está perdiendo terreno ante los nuevos géneros?
La música clásica es algo que se tiene que seguir cultivando. Hay que viajar, aprender y lo que se aprende tiene que compartirse con otros músicos y los alumnos. Es fundamental para el crecimiento personal y dejar algo en otro. La gente conmigo ha sido generosa en mi carrera y yo también tengo que serlo.
- ¿Es el violín un instrumento "para pocos"?
No lo sé. El violín puede ser elitista en lo clásico pero el tango... ¡uf! Es fundamental. Es un instrumento que se adapta a diferentes géneros musicales. Yo no lo siento como un instrumento elitista. Más que violinista, soy una artista que va más allá del violín y si fuera solo violinista sería un error. Uno como músico tiene el llamado social de poder acercar la música a la gente en el ámbito que sea.
- ¿Te queda algún sueño por cumplir?
Siempre hay sueños y forma parte de la ambición. Seguramente, hay algunos músicos que quisiera conocer pero más allá de la música me imagino en algún momento ser directora de orquesta o estar viviendo en una casa en el mar.
Algo de mí
Nombre completo: Lucía Luque.
Edad: 30 años.
¿Qué te hace feliz?: la buena comida, los viajes y los amigos.
¿Un TOC?: dormir mucho.
¿Qué te da miedo?: prefiero no decirlo porque soy muy supersticiosa.