El hombre, su obra y el mundo de Gui
Ligado a lo industrial y empresarial por la propia tradición familiar, el artista Gui rompe con ese molde y lo acompaña con sus dibujos, pinturas y los murales que personalizan las paredes del edificio donde un día funcionó Bianchi. Guillermo Barberis habla de sí mismo y la unión con el arte. Este es su perfil.
Por Ivana Acosta | LVSJ
En una parte del edificio donde un día funcionó la fábrica Bianchi cueros (hoy trasladada al Parque Industrial) está el estudio y la casa de Guillermo Barberis, más conocido como Gui, y más popular todavía por los dibujos convertidos en murales estridentes y llenos de interrogantes y colores en diferentes paredes de la ciudad.
Mientras su sobrino desliza su propio arte en un área de la casa, Gui hizo una breve recorrida sobre cómo está ese hogar y deslumbra con su estudio donde trabaja y da rienda suelta a sus ideas y dibujos. Ya no está en las calles por diferentes cuestiones de la vida que lo llevaron a necesitar un espacio más íntimo donde no estar tan sumergido en los tiempos.
La casa es un pequeño recorte dentro del enorme edificio que no es más una fábrica, sino que se combina con los destellos de su hogar y estudio de trabajo. Es, en cierta manera, un punto y aparte tal como lo es Gui.
Amó el dibujo desde que era pequeño y fue madurando esa tendencia aun cuando estudiaba Diseño Industrial en la universidad en la ciudad de Córdoba, después pegó la vuelta y no empezó de nuevo, sino que inició un camino en base a esa experiencia ya acumulada.
Esta no es una entrevista acerca de un trabajo puntual o de lo que dicen las obras de Gui, en realidad es el retrato de este artista.
Siempre hay una conexión con ese niño que empieza a dibujar y que tiene una necesidad de que se mantenga vivo para poder seguir.
- ¿Podrías resumir en pocas palabras tu obra, tu estilo?
No me considero dentro de un movimiento específico, hay uno que se llama outsider que me interesa, pero creo que si tuviera que hacer una obra dependería de eso. Estoy en un proceso de aprendizaje, no hice un cierre. Me considero parte de un movimiento más grande y que ese movimiento todavía no está definido.
- En tus obras hay distintas líneas de búsqueda, pero en todas hay algo "de niño" en su forma, ¿Cuál es tu primer contacto con la pintura?
Desde niño tengo la necesidad muy grande de dibujar, esa conexión con el dibujo desarrollada durante toda la infancia. En el primario mi mejor amigo era el que dibujaba todo el tiempo y yo me sentaba al lado de él. Entrando más a la adolescencia se puede un poco esa conexión con el dibujo se diluye un poco, en la universidad me sentaba al lado del que sabía pintar y compartíamos eso. Siempre hay una conexión con ese niño que empieza a dibujar y que tiene una necesidad de que se mantenga vivo para poder seguir.
Cuando volvió de Córdoba, Gui le puso su impronta a varias paredes de la ciudad con sus murales.
- ¿Cómo alimentás a ese niño?
Hay una maduración también que se puede ver en los cuadros, pero la base creo que es esa. El dibujo es algo que todos los niños hacen y la mayoría de los adultos lo pierden siendo que es algo que todos pueden hacer, todos pueden dibujar, pero se pierde no sé porqué a nivel masivo.
- ¿Cómo uniste al artista con la carrera de Diseño Industrial (DI) que estudiaste?
Sabía que quería dibujar y explorar eso. Al elegir qué estudiar quería hacer algo relacionado al dibujo y terminé en DI, en la carrera me voy encontrando de nuevo con el dibujo pero ya de una manera profesional. Al terminar de cursar armamos un grupo con amigos llamado Lúdico y empezamos a pintar murales dentro de un movimiento que estaba sucediendo a nivel global. Estábamos queriendo sacarnos de encima tanta formalidad propia de una carrera y comenzamos una búsqueda de descubrimiento, de expresión. Fue una catarsis expresiva acumulada de ideas.
A este artista no le gusta encasillarse - todavía - en ninguna corriente.
- ¿Cómo fue tu regreso de Córdoba?
No quería volver, había generado una vida, había hecho un grupo de amigos y tuve que dejar todo eso. En el momento que llegué acá empecé a trabajar pensando en aportarle algo a la ciudad, recorrerla, tener mi estudio, pintar murales me pareció interesante a nivel personal porque uno se reencuentra con uno mismo en muchas cuestiones.
- En San Francisco te encontraste con un escenario seguramente ¿Qué encontraste? ¿Cómo fue pintar acá?
Yo estudié DI y tenía de lado el arte. Cuando terminé de cursar me pregunté si quería salir a pintar y al volver pensé en lo mismo '¿Cómo quería la ciudad?'. No había muchas paredes pintadas y no lo pensé tanto salí a pintarlas.