El flagelo de la inseguridad
Nuestra editorial de hoy.
Los relatos de hechos delictivos abundan en los medios de comunicación locales. Se repiten con frecuencia y cada vez asumen mayor violencia, con lo que la preocupación de la ciudadanía se agiganta y la falta de respuestas contundentes se hace notar.
El accionar de motochorros es una constante en la ciudad. Los robos en la vía pública -a plena luz del día tanto en los barrios periféricos como en el centro-, el vandalismo, los arrebatos, las violaciones de domicilio y los asaltos a comercios figuran entre las principales modalidades delictivas que sufren los habitantes honestos de San Francisco. El reclamo, por demás lógico, debe encontrar canales de intervención en las áreas del Estado competentes.
La población no puede comprender cómo un par de sujetos que habían intentado asaltar un supermercado chino fueron nuevamente arrestados dos días después por haber intentado ingresar con fines de robo a un domicilio. Este suceso es el botón de muestra de cómo funciona el sistema y de cuán desguarnecida está la ciudadanía frente a la problemática de la inseguridad. Ya en febrero de 2010, en esta columna se advertía que "en San Francisco el delito ha crecido en forma importante y, pese a expresarse preocupación por parte de las autoridades competentes, las cosas siguen manteniéndose dentro de los parámetros de siempre. Con ello, continúa imponiéndose la idea generalizada de que no se persigue a los delincuentes como corresponde y de que la laxitud de las normas establece que los malhechores entren por una puerta y salgan por la otra".
Siempre se reclamó además la necesidad de encontrar respuestas locales al problema. Queda claro que algo se está intentando con la conformación del Consejo de Seguridad Ciudadana, aunque es verdad que las circunstancias rebasan las buenas intenciones. En la última visita del Ministro de Gobierno de la provincia a nuestra ciudad se hizo un análisis de la realidad en la materia y se firmó un acuerdo con el municipio denominado "Convenio de Cooperación en materia de Seguridad Ciudadana para la convivencia y prevención del delito".
Según la información oficial, el tratado tiene como finalidad un contenido esencial de cooperación, basado en el principio de interés mutuo, concurriendo el esfuerzo de los signatarios a la coordinación y ejecución de acciones de asistencia técnica, todo con proyección al fortalecimiento de la integración Provincia-Municipio y la optimización de las actividades de las partes, en observancia a sus fines en beneficio de la comunidad.
A las anteriores palabras, propias del edulcorado lenguaje administrativo, le faltan precisiones y concreciones. Porque el flagelo de la inseguridad sobrevuela la ciudad amenazante y muchas de las soluciones que se proponen no consiguen atenuar el negativo impacto social que produce la sucesión ininterrumpida de hechos protagonizados por la delincuencia.