El conflicto entre Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires por La Picasa
El Gobierno Nacional proyecta construir un acueducto de unos 90 kilómetros, que vincula a La Picasa con el Río Paraná para combatir los desbordes de la laguna ubicada cerca de la zona limítrofe interprovincial que provocaron reclamos recíprocos entre autoridades de Buenos Aires y de Santa Fe y Córdoba.
Falta de obras, insuficiencia de bombeos, fenómenos climáticos y problemas de coordinación entre autoridades de Santa Fe, Buenos Aires y Córdoba, fueron los ejes de una audiencia pública el pasado miércoles ante la Corte Suprema de la Nación que trató las principales causas de la emergencia hídrica que provoca el desborde de la laguna La Picasa.
Los representantes de los tres distritos coincidieron en sus exposiciones en avanzar hacia una "salida múltiple" del agua al Río Paraná, una propuesta del Estado Nacional para enfrentar los "cambios antrópicos".
"No tenemos una solución en el corto plazo", reconoció el secretario de Recursos Hídricos de Santa Fe, Juan Carlos Bertoni, a la pregunta del presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, relacionada con la situación "desesperante" de los vecinos de la laguna.
Productores rurales del sur de Santa Fe aseguraron a Télam que a raíz de las crecidas de La Picasa se perdieron en esa zona "más de 70.000 hectáreas productivas".
La Picasa pasó de ser una laguna que en 1985 ocupaba 1.400 hectáreas a "una enorme masa de agua que hoy abarca un territorio equivalente a 40.000 hectáreas, o sea 28 veces más que hace 32 años", según estudios.
El Gobierno Nacional proyecta construir un acueducto de unos 90 kilómetros, que vincula a La Picasa con el Río Paraná para combatir los desbordes de la laguna ubicada cerca de la zona limítrofe interprovincial que, incrementados por las lluvias de los últimos meses, provocaron reclamos recíprocos entre autoridades de Buenos Aires y de Santa Fe y Córdoba.
La Picasa, que por efectos de inundaciones, también recibe agua de la zona sudeste de Córdoba, supera en más de un metro el nivel del pavimento de la ruta nacional 7 entre Aarón Castellanos y Diego de Alvear.
Ingenieros de la Dirección Nacional de Proyectos y Obras Hidráulicas, que depende de la subsecretaría de Recursos Hídricos, trabajan en el diseño de un sistema que entube el exceso de agua de la laguna y lo traslade desde la localidad santafesina de Teodelina hasta el Arroyo Pavón, en esa provincia.
El desastre
Por nuestra
redacción
Ubicada en cercanías del límite que une a Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires, la laguna La Picasa fue siempre motivo de atracción para aventureros y pescadores. En medio de una amplia llanura, este espejo de agua fue siempre muy apreciado en aquella región.
Pero el cambio climático y la imprevisión del hombre han determinado que se esté produciendo un fenómeno que ya tiene características de desastre. La laguna está a pocos centímetros de su desborde absoluto y por ello, están en peligro de desaparición varias poblaciones de las provincias de Santa Fe y Buenos Aires.
"Si el clima sigue mal como hasta ahora y las autoridades aletargadas, es altamente probable que La Picasa reviente en 30 a 45 días y unos cuantos pueblos queden bajo varios metros de agua. Cristophersen, San Gregorio, Iriarte, La Elvira, Alberdi, Vedia, Teodelina y Junín, e incalculables cientos de miles de hectáreas quedarán inutilizadas no sabemos por cuánto tiempo", dijo un especialista al diario La Capital de Rosario. A esto se suma la problemática de Melincué, población también seriamente amenazada por el aumento del volumen de agua.
Casi 40 años después se reproducen las mismas imágenes que se pudieron observar en Miramar, cuando la laguna de Mar Chiquita tuvo una feroz crecida. Por cierto, el volumen de ambos espejos de agua no es comparable, pero los efectos que podría tener el desborde total de La Picasa serían iguales o peores que los sufridos por la población ribereña del departamento San Justo en aquel tiempo.
Es que son varias las localidades que están en serio riesgo de inundación, al tiempo que la ruta nacional 7 y varios otros tramos de rutas provinciales están bajo el agua, lo que virtualmente ha aislado a muchos pueblos y los ha sumido en la posibilidad real de que estén en peligro de desaparecer.
La visión de los especialistas en el tema coincide en que la laguna ya se encuentramás de 7 metros arriba de la cota que debe tener, "o sea que estamos muy próximos al temido desborde y si eso ocurre, lo mismo que entra de agua, saldrá", se explicó. Si la laguna rebalsa, corre riesgo la provincia de Buenos Aires, sobre todo Junín, que está en la cota 76, y pueblos vecinos de esa zona; es decir, estamos hablando de 30 metros de diferencia en 80 kilómetros, sostienen los estudiosos del tema.
Mientras tanto, en los escritorios de las capitales parece no advertirse la posibilidad del desastre. Córdoba poco puede hacer para evitar que el agua escurra hacia la laguna, Santa Fe reclama sacar 5 metros cúbicos de agua en forma ordenada durante todo el día lo que permitiría descomprimir la cota. Pero esta agua iría a Buenos Aires y la provincia más grande de la Argentina se ha mostrado reticente a ello.
Sin infraestructura de canales que permitan desagotar los excedentes hídricos y con la tozudez de funcionarios que no comprenden la gravedad de la situación, una riquísima región de la Pampa Húmeda vive hoy un drama de proporciones. Un panorama penoso cuya magnitud no parece ser advertida en las grandes capitales.