El año de ellas
En 2018, la fuerza femenina en los movimientos sociales fue el detonante de años de lucha que no fueron en vano. Y esa realidad se palpó en los comedores comunitarios, donde ellas trasformaron sus casas para construir soluciones colectivas, "parar la olla" en tiempos de crisis. Y se olvidaron de las coqueterías propias del género.
Lo suyo es puro esfuerzo y amor por el otro. Se levantan muy temprano, a la madrugada, para que a unos 1600 chicos no les falte el alimento, y tampoco una familia en la que apoyarse.
Ese es el número de personas que este año asistieron a los distintos merenderos y comedores comunitarios de nuestra ciudad para recibir un plato de comida. Sin embargo, recibieron mucho más. "Los chicos vienen a buscar algo más que comida, vienen a buscar contención", aseguran las mujeres que están al frente de los espacios "Rinconcito de Luz", "Milkeñitos de Corazón", "Ayudando a crecer" y "Paso a Paso".
La necesidad golpea su puerta día tras día y siempre hay una respuesta, una mano que ayuda, en medio de una realidad cruda, marcada por el flagelo de la droga y padres ausentes. "Tienen 10 años y esos nenes a los que les das de comer están fumando marihuana", comentan con preocupación.
Estas mujeres destinan su tiempo y su esfuerzo para el bien de los demás, olvidándose hasta de ellas mismas
Mujeres en movimiento
No hay dudas que 2018 fue el año del protagonismo de las mujeres en los movimientos sociales. Se empoderaron a partir de la fuerza colectiva; de la organización popular. Por ello, VOZ MUJER entrevistó a Mary Benavidez y su hija Martina Farías; Naiara Speranza; Yamila Lando; Silvia Windholz; Chiara Sandrone y Malvina Pérez.
Algunas tuvieron una vida jaqueada por las privaciones; otras, fueron víctimas de la violencia de género. Son madres y sus historias se entrecruzan; sostiene en su casa y la abren para los demás, con un compromiso solidario a prueba de todo.
Para muchos, son esa "segunda mamá" o esa "seños". Resignan tiempo con sus propios hijos, para asistir a los ajenos, pero que con el tiempo, se vuelven familia.
Salen a dar una pelea cotidiana, contra las injusticas sociales, el hambre y la falta de afecto, con el único objetivo de llenar panzas y alimentar corazones.
"Los niños esperan que pase rápido el domingo para volver al merendero", dicen cuando pueden detenerse un rato y descansar.
"Arranco a las 6 de la mañana y termino a las 11 de la noche. Cuando me miro al espejo, veo a la Mary con el delantal de todo el día, que no paró ni para maquillarse".
- ¿Qué significan los merenderos hoy?
- Mary Benavidez:Los chicos vienen por algo más que un plato de comida. Ellos llegan y se ponen a pintar, y te dibujan un corazón con la frase "Te amo". Son niños que te gritan en la puerta: "¿Hay copita, má?". Vos te convertís en la "seño" y en cierta forma en la mamá. Los ves felices.
- Naiara Speranza: Ellos mismos crean su espacio en el merendero porque están muy solos y nosotros nos convertimos en su contención. Es lamentable, pero los chicos no se quieren ir a su casa. Lo que buscamos es que se lleven algo más que una copa de leche; queremos que se lleven valores como el respeto.
- Malvina Pérez: Apenas terminan su copa de leche piden por ir a jugar con nosotras, quieren que les des un abrazo, un beso.
- Chiara Sandrone: Hay mucha falta de afecto, de un abrazo, de un beso. Ellos vienen y nos cuentan cosas que seguro a sus papás no les dicen.
Los merenderos funcionan por el esfuerzo y dedicación exclusiva de estas mujeres para servir a quienes menos tienen
- ¿Por qué creen que sucede esto?
- M. B.: Por la ausencia de los padres. Ellos los dejan en la puerta del merendero o los envían solitos y se olvidan de ellos. Los domingos nosotros no abrimos y los chicos están en la puerta. ¿Dónde están esos padres? Estoy segura que los niños esperan que pase rápido el domingo para volver al merendero.
- Silvia Windholz: Los padres están tan insertos en la miseria y la droga que creen que no van a salir de donde están, por eso no se hacen cargo de sus hijos. Hay días que son las 10 de la noche y escucho: "Gringa, ¿tenés un paquete de masita pa comé?" y son "pulguitas". No tengo merendero pero tengo 12 niños del barrio todas las noches comiendo en casa y no les puedo decir que no. Lo más lamentable es que tienen 10 años y esos nenes a los que les das de comer están fumando marihuana.
- ¿Se puede dejar de hacer esta tarea?
- S. W.: No quiero que mis hijos vuelvan a sufrir lo que yo sufrí, hambre y maltrato. Nosotras conocemos de necesidad, de injusticia. Nosotras le estamos haciendo un favor al Estado dándoles de comer y conteniendo a los chicos.
- M. B.: Vengo de una familia muy humilde. Hay veces que ni mi familia tiene para comer y a veces comieron lo del merendero.
- C. S.: Esta no debería ser nuestra responsabilidad, pero no queda otra.
- ¿De qué se privan para hacer esto?
- S. W.: De vivir, porque asistimos a las familias en cada situación.
- M. B.: De todo. La mujer queda olvidada. Imaginate que arranco a las 6 de la mañana y termino a las 11 de la noche. Cuando me miro al espejo, veo a la Mary con el delantal de todo el día, que no paró ni para maquillarse.
- Naiara Speranza: Creo que la mujer es capaz de hacer todo, de estar bella, de criar a sus hijos, de estar en la casa y trabajar para ganar su dinero y estar para el que más necesita. La mujer no se cansa jamás, porque tiene los instintos maternal y de superación para seguir adelante.
"Esta Navidad mi familia me pidió que cocinara para ellos y fue un sacudón terrible (...) Te das cuenta que ellos te extrañan en su vida diaria, en la cocina de casa, en esos momentos que compartís con la familia y ya no los tenés más".
- Desde hace dos años atienden merenderos y organizaciones sociales de la ciudad. ¿Cómo eran sus vidas en aquel momento?
- M. B.: Bailaba folclore, y eso es lo que más lamento porque era mi cable a tierra. Hoy termino mi día muy cansada y lo único que quiero es encerrarme en el merendero con música y pensando. Lo mismo pasó con mi hija Martina; ella dejó sus actividades porque supo entender que la necesitaba para ayudar a los demás.
- Yamila Lando:Capaz salía con amigas y me juntaba con ellas, pero dejé todo para poder estar con los chicos.
- S. W:Vivía para mis hijos y sufría violencia de género. Fue entonces que me senté una noche y dije que no quería seguir así con mi vida, que tenía que hacer algo por las mujeres que sufrían como yo y allí surgió el comedor, hoy transformado en un grupo de ayuda solidaria. Hoy no lloro más, porque me ocupé de las injusticias que vivía y viven muchas personas.
- ¿La familia les reclama más presencia?
- N. S.: Tengo dos hijos muy chiquitos y mi marido es quien está a su cuidado cuando tengo que trabajar en el merendero. Él sabe que tengo la camiseta puesta para ayudar y me entiende.
- M. B.: Esta Navidad mi familia me pidió que cocinara para ellos y fue un sacudón terrible. Porque te das cuenta que ellos te extrañan en su vida diaria, en la cocina de casa, en esos momentos que compartís con la familia y ya no los tenés más.
- M. P.:Mi esposo me entiende y mis hijos también, pero a veces tu compañero te pregunta: "¿Che, no hay nadie que pueda ir?, y sin embargo, vas vos. La familia es el pilar para hacer esto.
"Los niños esperan que pase rápido el domingo para volver al merendero"
Dónde ayudar
Merendero Rinconcito de Luz: Enriqueta Amalvy 1806 (barrio San Cayetano)
Organización Paso a Paso: Madre Mansilla 406 (barrio La Milka)
Milkeñitos de Corazón: 1º de Mayo 1180 (barrio La Milka)
Merendero Ayudando a Crecer: Gerónimo del Barco 3031 (barrio Roque Sáenz Peña)