El abordaje del Alzheimer desde la neuropsicología
Aceptar e informarse sobre la enfermedad son claves y representan un desafío para quienes reciben el diagnóstico de Alzheimer. El abordaje desde la neuropsicología.
Desde la neuropsicología se brinda un tratamiento no farmacológico, buscando estimular las funciones cognitivas que aún se conservan.
La licenciada en Psicología con formación en Neuropsicología, María Emilia Gobbo (MP-6876) afirmó en diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO que en el tratamiento de las personas con Alzheimer el trabajo del neuropsicologo "implica, además de la rehabilitación cognitiva y las indicaciones en la adaptación del hogar, acompañar emocionalmente al enfermo y a su familia en su padecimiento subjetivo".
Recordó que al recibir el diagnóstico las reacciones de los familiares son diversas, pueden ir desde el enojo y la frustración a la angustia y la culpa. "Estas emociones se van modificando y el neuropsicólogo debe acompañar ese proceso y brindar estrategias que promuevan el bienestar de la familia", dijo Gobbo.
La licenciada recordó que el primer paso "es informar a los familiares sobre la enfermedad y su curso. Una vez que la persona ha sido diagnosticada y se conocen cuáles son las funciones cognitivas dañadas y cuáles las conservadas, entonces se trabaja sobre la estimulación de dichas funciones a través de ejercicios prácticos y personalizados".
Si bien el daño va a progresar inevitablemente, la estimulación y rehabilitación contribuyen a que el deterioro sea más lento y las capacidades conservadas se mantengan activas durante un período más prolongado, añadió.
La licenciada Gobbo afirmó que también se acompaña a los familiares en estrategias relacionadas a la adaptación de la casa y los espacios cotidianos del paciente, por ejemplo, el uso de etiquetas en zonas de la casa, el uso de agendas y almanaques, qué hacer ante la aparición de alucinaciones o delirios.
"Es muy importante la actividad física y que la persona enferma mantenga vínculos sociales, por eso el tratamiento no farmacológico debe ser interdisciplinario", dijo.
En la ciudad de Córdoba existe un grupo de autoayuda para familiares de personas con esta enfermedad, el grupo Alma Córdoba, Asociación de Lucha contra el Mal de Alzheimer, se reúnen semanalmente en la asociación de Magistrados de Córdoba. Más información en Facebook: Alma Córdoba.
Informarse es clave
Gobbo consideró primordial informarse acerca de la enfermedad, ya sea a través del médico, el neuropsicólogo, a través de internet o libros sobre el tema. "El informarse ayuda a comprender no solamente el curso de la enfermedad, sino también el porqué de los problemas de conducta, de memoria y las dificultades cotidianas que suelen aparecer", afirmó.
Recordó que muchas personas que padecen Alzheimer u otras demencias pueden transitar períodos de agresividad, quejas, o tener ideas delirantes o comentarios que pueden dañar a los familiares o cuidadores. "Es importante entender que esto es una manifestación de la patología, que se produce por la alteración neuroquímica en su sistema nervioso y no por la propia voluntad de la persona que lo padece".
Lic. María Emilia Gobbo
Un reto para los familiares
Gobbo destacó: "Aceptar la enfermedad también implica un desafío para los familiares. Observar cómo la persona además de su memoria pierde aspectos de su esencia es muy doloroso. Es una oportunidad para cultivar la compasión hacia el familiar enfermo y hacia uno mismo, y entender que si bien es una enfermedad que no tiene cura, hay muchas cosas para hacer para mejorar la calidad de vida del enfermo y sus familiares".
Acompañamiento a medida que avanza
El Alzheimer tiene distintas fases. ¿Cómo es el acompañamiento a medida que avanza?. La licenciada Gobbo explicó que desde la neuropsicología "se acompaña y se orienta en la toma de decisiones y la resolución de problemas a medida que la enfermedad progresa. Al principio hay que tomar decisiones que limitan la independencia del paciente, por ejemplo, dejar de conducir".
Remarcó que otra decisión importante es quién va a ser el cuidador principal y cuestiones económicas respecto a la compra de medicamentos o contratación de cuidadores. "Esto suele generar conflictos y frustraciones en algunas familias. Esta enfermedad se presenta de manera diferente en cada persona y en cada familia", afirmó.
Las consecuencias en los cuidadores
Ser cuidador o familiar de una persona con Alzheimer implica diversas consecuencias a nivel psicológico. La licenciada Gobbo advirtió que el impacto al recibir el diagnóstico "puede desencadenar situaciones de ira, ansiedad, depresión o estrés, etc. También es importante estar atentos al síndrome de estrés o agotamiento del cuidador, los síntomas suelen ser angustia, depresión, dificultades para dormir o insomnio, fatiga, sensación de no poder más, entre otros".
Gobbo indicó que en estas ocasiones la psicoterapia tiene por objetivo buscar estrategias para afrontar dichos síntomas. "Los familiares o cuidadores que no reciben tratamiento psicológico deben buscar estrategias para disminuir el nivel de stress y también deben informarse sobre la enfermedad y sus síntomas. Muchas personas recurren a la ayuda profesional cuando la situación los desborda o cuando se deben tomar decisiones importantes que en ocasiones pueden generar culpa, por ejemplo, la internación en una residencia", detalló la licenciada.
Consejos
Estar atento a las señales de alarma que pueden aparecer. Si bien es normal que las personas adultas tengan algunas dificultades de memoria, hay que prestar atención cuando:
* La persona se desorienta espacialmente, sale a un lugar y se pierde en el camino
* Hay problemas de memoria reciente. La persona no recuerda una conversación que tuvo ese mismo día, y esto se repite con cierta frecuencia.
* Repite muchas veces lo mismo.
* Tiene cambios abruptos de humor o reacciona de formas que no se corresponden con su temperamento previo.