Dramático informe sobre el hambre mundial
La rueda sigue girando y millones de seres humanos no pueden subirse a ella porque no tienen la posibilidad de alimentarse como corresponde. En algunos casos, ni siquiera pueden alimentarse. Millones de vidas humanas padecen la anemia de soluciones.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicó recientemente el informe sobre El Estado de la Alimentación y la Nutrición en el Mundo. En ese texto se revela que los objetivos del desarrollo sostenible para 2030 de las Naciones Unidas están muy lejos de cumplirse, al menos con la intención de acabar con el hambre.
Según los datos publicados el año pasado 828 millones de personas pasaron hambre en el mundo, lo que supone un incremento de 46 millones con respecto a 2020 y de 150 millones con respecto al anterior 2019. Es decir, que casi 1 de cada 10 habitantes del planeta no come lo suficiente. De hecho, este mismo informe pronostica el escenario al que nos enfrentamos: en 2030 serán casi 670 millones de personas (el 8% de la población mundial) las que seguirán pasando hambre. Unas previsiones en las que se tiene en cuenta una recuperación económica mundial por lo que, de no lograrse de aquí a 8 años, estas cifras podrían ser aún menores.
Por lo tanto, los números serían, en 2030, similares a los de 15 años atrás, momento en el que se lanzó el objetivo de acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición para finales de esta década. La pandemia del Covid 19 influyó para que la pobreza y la marginalidad se acrecienten de manera acelerada en vastas regiones del planeta. Pero también, las decisiones políticas parecen ir en la dirección equivocada.
Al menos, eso afirma el documento de la FAO: "Las dietas saludables deben ofrecerse a un costo menor para contribuir a que la gente pueda permitírselas. Esto implica tanto una ampliación de la oferta de los alimentos nutritivos que constituyen una dieta saludable como un cambio en el consumo hacia ellos", denuncia. Pero las actuales circunstancias no son las más propicias para que esta afirmación se concrete en hechos. La inflación de los precios de los alimentos se ha disparado en todo el mundo, lo que está provocando que "casi 3.100 millones de personas no pudieran permitirse una dieta saludable en 2021. Esto supone 112 millones más que en 2019".
Además, el informe pone de relieve que mujeres y niños son los grupos más perjudicados. Así, el 31,9% de las mujeres en el mundo sufre una inseguridad alimentaria moderada o grave, frente al 27,6% de los hombres. Es decir, que ellas tienen 4 puntos porcentuales más de riesgo de padecer hambre que ellos, frente a los 3 puntos porcentuales de 2020. También se calcula que 45 millones de niños menores de cinco años sufrían emaciación, la forma más mortífera de desnutrición, que aumenta hasta 12 veces el riesgo de muerte de los niños. Además, 149 millones de niños menores de cinco años tenían retraso en el crecimiento y el desarrollo debido a la falta crónica de nutrientes esenciales en su dieta.
La rueda sigue girando y millones de seres humanos no pueden subirse a ella porque no tienen la posibilidad de alimentarse como corresponde. En algunos casos, ni siquiera pueden alimentarse. Y como no existen voceros de los hambrientos, la humanidad continúa viviendo una crisis silenciosa que pone en riesgo cierto su supervivencia como especie. En este marco, se impone la necesidad de crear con urgencia un amplio consenso para la radicación rápida y completa del hambre en el mundo. De lo contrario, podrán seguir fijándose objetivos ambiciosos para los años que vienen. Y, cuando lleguen, volver a plantearlos ante la desgracia de no haberlos cumplido. El problema es que millones de vidas humanas padecen la anemia de soluciones.