Dos historias que alientan a los jóvenes a la docencia
Los diseñadores industriales Valentina Sánchez y Matías Bordese eligieron educar para aportar a la sociedad y cambiar realidades. Regresaron al Cres donde se formaron pero ahora convertidos en profesores universitarios. Sus testimonios inspiran.
Por Cecilia Castagno | LVSJ
Ayer estudiantes, hoy profesores. Dos jóvenes egresados de la carrera de Diseño Industrial en el Centro Regional de Estudios Superiores (Cres) San Francisco, que depende de la Universidad Nacional de Villa María, cuentan qué los llevó a convertirse en docentes y por qué esta decisión valió la pena. Coinciden en algo: nada podría llenarlos más que la pedagogía.
Para Valentina Sánchez y Matías Bordese, dedicarse a la enseñanza es un compromiso, un desafío que asumen con ellos mismos y con los otros. Pero también, significa "devolverle a la universidad pública un poquito de todo" lo que les dio, confiesa la joven. Y es además resultado de un "fuerte sentido de pertenencia a la institución", sostiene su colega.
En sus rutinas conviven la docencia y la actividad en el sector privado; se retroalimentan como un aprendizaje infinito frente a los cambios de paradigmas y el rol social de una profesión que se ha venido consolidando como tal en los últimos años, contribuyendo en forma relevante con la sociedad.
Con 25 años y oriunda de Devoto, Valentina está al frente de la materia Técnica en Maquetería en la que se trabaja con cartón, madera, MDF, entre otros materiales y volúmenes, y se aprende a materializar procesos. Matías, de 26, es titular de la cátedra Técnica de Modelos y Prototipos.
Sobre su primer acercamiento a la profesión, ella recuerda que le despertó curiosidad: "¿Qué hace un diseñador industrial?", aunque asegura que no se descubre "hasta que uno transita la carrera, va adquiriendo herramientas y tecnologías y entendiendo en todo lo que el diseño industrial puede aplicar, no solo en productos sino también en servicios y muchos otros rubros. Es asombroso cómo se fue diversificando la aplicación del conocimiento adquirido durante la carrera".
Dejar huella
¿Por qué dar clases? Tras realizar los pasos previos hasta la titularidad de la cátedra (ayudante alumno, graduado adscripto, también hicieron suplencias), la docencia los fue atrapando. "Se abrió todo un mundo que no conocía. Fue volver a la universidad donde me formé y es una forma de estar siempre actualizada en la profesión", cuenta Valentina.
A Matías "la calidad y calidez de los docentes" que tuvo lo inspiraron para seguir su camino con el anhelo de "transmitir conocimiento, trascender, dejar una huella y poder formar" a las nuevas generaciones de profesionales y entre ellos, a quienes sigan la vocación de enseñar.
La docencia fue una opción muy valorada por Matías y Valentina a la hora de proyectar su futuro.
Formación constante
Una educación universitaria de calidad nunca ha sido tan importante como en este tiempo que nos toca vivir. La sociedad actual demanda ciudadanos con un aprendizaje continuo. .
"En la carrera docente es clave la formación constante, realizar posgrados y especializaciones para dar respuestas a todas las inquietudes de los estudiantes. Es muy importante seguir formándose, siempre", manifiesta Valentina. Y agrega que ese intercambio es al mismo tiempo "un enriquecimiento personal y te obliga a ser más empáticos y aggiornados".
"Enseñar contenidos y trasmitir experiencias de aprendizaje ya es todo un desafío en sí -acotó Matías-. Es algo que uno hace con gusto y vocación. Ser docente universitario implica una formación continua y unir en la institución ese lazo profesional y pedagógico".
Los profesores comentan que los universitarios tienen hoy las mismas dudas que tenían ellos cuando estaban del otro lado en el aula: "¿Qué pasa cuando me recibo? ¿Cómo me inserto en el mercado laboral?", les preguntan. Frente a esto, consideran fundamental enseñarle a sus alumnos a "abrir la mente", que el diseño industrial aplica más allá de las industrias y "da muchas herramientas para emprender".
"Uno de los mayores desafíos es que no quede aislado el conocimiento teórico y académico, sino que es muy importante la vinculación de la carrea con el medio y el mundo productivo", señala Matías.
Precisamente, "en los últimos años de la carrera se logra esa primera integración plena con el medio a través de la práctica profesional en empresas o instituciones contemplada en el espacio curricular".
Romper mitos
¿Qué cualidad no puede faltar en un diseñador industrial? "No podría encasillarlo en una habilidad concreta, pero lo primero es romper con el mito de que debe dibujar bien y ser una persona creativa. Todo se va aprendiendo en la carrera; toda destreza se adquiere en base a metodologías y herramientas", dice Valentina y lo ilustra con su propia experiencia en la transición del secundario a la facultad: "Cursé en una escuela con especialización en economía, nunca antes había tenido un acercamiento al dibujo técnico y eso me generaba miedo e incertidumbre, pero luego todas esas dudas se fueron disipando a medida que cursaba la carrera".
No obstante, los entrevistados confluyen en que "nunca puede faltar la curiosidad y el interés por los materiales y los procesos".
¿Y qué se requiere para ser docente?: "Aptitud, calidez y contención son atributos esenciales en un profesor. En el caso particular del Cres, esa cercanía que se genera por ser cursos más reducidos marca una diferencia con otras instituciones. Aquí los docentes podemos conocer las problemáticas e intereses concretos de los estudiantes", indica Matías y reflexiona que esto también contribuye a bajar los índices de deserción universitaria.
"Por la misma carga horaria que tiene la carrera y por esta cuestión de cercanía de la que hablaba Matías, se genera como una suerte de comunidad de amistad y apoyo, algo que yo misma viví y fue muy valioso", resalta Valentina.
El plus de la educación pública
Ellos creen en el valor de la universidad pública en la vida cotidiana y en la conformación de sociedades más democráticas. "Que la carrera sea pública y gratuita es súper importante, es una oportunidad sobre todo para muchos jóvenes que como yo venimos de la zona. En mi caso, significó la posibilidad de convertirme en una profesional. Por eso es primordial seguir fortaleciendo el Polo Educativo de San Francisco y con carreras con futuro y a la vanguardia", expresa Valentina.
"Quizás si tenía que mudarme a Córdoba para estudiar Diseño Industrial, hoy no sería un profesional -aporta Matías-. La condición económica es una barrera para muchos jóvenes, de allí el gran valor de la universidad pública y de calidad".
Y recalcan "la diversificación de oferta universitaria que hoy tiene la ciudad, con carreras disruptivas con propuestas más innovadoras en educación superior que son estratégicas para San Francisco".