Discapacidad e independencia, una meta posible de alcanzar
A pesar de sus discapacidades, Micaela Dotti, Malvina Mayorga y Juan Manuel Rivara lograron independizarse y escribir su propia historia. Ellos le ganaron a las dificultades y están cumpliendo sueños.
Por Stefanía Musso | LVSJ
El deseo de la mayoría de las personas cuando entran a la adultez, es vivir solas y ser independientes. Sin embargo, no todos lo logran y eso es mucho más complejo cuando hay alguna limitación física o discapacidad.
A pesar de las dificultades, existen historias que demuestran que con planificación y actitud es posible romper los obstáculos y encarar un propio proyecto de vida.
Estos son casos de la sanfrancisqueña Micaela Dotti y el matrimonio formado por Malvina Mayorga y Juan Manuel Rivara, ambos de la localidad Saturnino María Laspiur. Ellos enfrentaron sus límites y pudieron independizarse, aunque reconocen que sus familias están cerca para apoyarlos.
En este contexto de la pandemia del coronavirus, ellos también supieron adaptarse y cuidarse en esta emergencia sanitaria.
Vivir sola, otro logro que alcanzó Micaela.
"Vivo como una princesa"
Entrar al mundo de Micaela Dotti (31) parece un cuento de hadas creado por ella misma. Para esta joven con Síndrome de Down su discapacidad no fue impedimento para vivir sola desde marzo del año pasado.
"Vivo como una princesa", dijo a esta reportera de LA VOZ DE SAN JUSTO, cuando la recibió en su cálido departamento, el cual denota su propio estilo y "chispa" natural.
Ella está orgullosa de todas las metas que está logrando. "Mica", como todos la conocen, tiene su trabajo de secretaria en la sede de Gobierno de Córdoba en San Francisco. También, va a clases de bailes y otras actividades que ahora fueron dejadas de lado por el covid - 19.
En el ingreso de su casa, la joven tiene unas masetas con plantas que ella misma reconoce "las riega cuando tiene ganas". Un cuadro con flores, pintado por ella, domina todo el comedor y sobre la mesa hay una computadora. "Por acá miro las telenovelas viejas porque me encantan", contó la joven, mostrando el aparato.
Micaela Dotti toma mate en su casa, su mundo desde el año pasado.
Ella se encarga de las tareas domésticas. "Tengo la lista del súper para ir con mamá. Me gusta mucho cocinar hamburguesas dietéticas, milanesas, tomar mate, desayunar y merendar. Hago todo en mi casa".
En su habitación, tiene una bandera con su nombre domina el espacio y eso da la pauta que es su pequeño mundo privado. "Tengo mi botiquín de primeros auxilios y todo lo necesario para una vida sola. Yo siento que vivo en un paraíso. Tengo un espejo grande donde me pinto y me convierto en una diva", afirmó.
Cuidarse más que nunca
Desde que comenzó la cuarentena por el coronavirus, Mica no puede ir al trabajo. "Mi director Jorge Borgognoni me dijo que me tenía que quedar en casa y cuidar mucho. Apenas salgo para ir al supermercado o a las clases de baile con las medidas de bioseguridad. Mi mami es la que me ayuda con las compras para que no salga", contó la joven.
"Respeto mucho y me cuido. Aunque no tengo nada, no voy a la oficina. No sé cuándo voy a volver", apuntó.
A la hora de pagar las cuentas, la joven se solventa por sí misma con su salario. "Pago las cuentas y mis gastos. Soy muy organizada", indicó.
El apoyo familiar
Micaela vive a una cuadra y media de su familia. Su mamá Marcela es quien está atenta a todo pero respetando los tiempos y el espacio de su hija.
Mica hace todo en el departamento, pero sus manos no tienen una movilidad óptima por eso Marcela la ayuda. "Mica limpia todo, pero a veces no tan profundo entonces la ayudo cuando la visito", dice orgullosa su mamá.
Por razones de seguridad, Mica cocina con un anafe y un horno eléctrico adaptado. "Preferimos que no manipule objetos que necesiten de gas. Fue una decisión que tomamos con su papá por su seguridad. Si bien usa el calefactor, ella sabe muy bien que se prende y se apaga, nunca queda prendido", agregó su madre.
"También le dejo algunas cosas precosidas como unas tartas para que ella no tenga que perder mucho tiempo y solo tenga que darle el toque final", agregó.
Respecto a la decisión de vivir sola, Marcela reconoció que no fue fácil aceptarla pero que sabían que era lo mejor para ella. "Nos dijo que a los 30 años se iba a vivir sola, pero decidió hacerlo antes. La precaución era que sea cerca de casa y planta baja porque las escaleras le dan náuseas".
Aunque al principio los papás de Mica dejaban indicaciones en cada rincón del departamento para evitar cualquier accidente, la familia valora y acompaña la decisión de su hija. "Reconozco que me daba cierta ansiedad que esté sola pero ella quería su independencia, ya no estaba cómoda con nosotros y entonces tuvimos que aceptar su decisión. Sabíamos que podía hacerlo, es consciente si necesita ayuda pero su entereza demuestra que puede vivir sola", concluyó su madre.
Con enorme valentía ella demostró que puede todos los días. Para finalizar, Mica quiso dejar un mensaje: "A todos los chicos con Síndrome de Down como yo, les digo que se animen a vivir solos, les puede costar pero se puede".
Aprender juntos en pandemia
En Saturnino María Laspiur, vive la familia integrada por Malvina Mayorga (31) y Juan Manuel Rivara (32) junto a sus hijos Aarón Gael (5) y Thiago Haniel (1).
El papá y la mamá de esta historia ya fueron noticia otros años, cuando contaron a nuestro diario su historia de amor y cómo resolvieron independizarse y formar una familia pese a que ambos son ciegos.
Pero hoy hay otro contexto por la pandemia y estos papás tienen el desafío de educar a su hijo mayor en casa y superar los obstáculos que la no visión les impone.
Para ellos como para Aarón, todo es un aprendizaje. "Para llevar la vida adelante todo depende de la actitud que uno le ponga. Como pareja, sostenemos que ser ciego no es un impedimento para nada de lo que uno plantee en su vida. Nuestros hijos son muy compañeros y se portan muy bien por eso estamos dispuestos hacer lo necesario", apuntó Malvina.
La familia de Malvina Mayorga y Juan Manuel Rivara no conoce de límites y celebra la vida.
Una lección
Aarón tiene visión normal y como todo chico, está en casa por la pandemia por lo que la pareja tuvo que potenciar sus capacidades para acompañarlo en su aprendizaje remoto. "Cuando empezó la cuarentena, Thiago tenía nueve meses, era un bebé y también tenía que acompañar a Aarón en las tareas escolares. Al principio, nos enviaban fotos y nosotros no podemos comprenderlas. Eso fue un desafío", explicó la madre a este diario. "Para lograr que no pierda nada - siguió la mamá - tenemos un diálogo muy fluido con la maestra que es la que nos explica detalladamente cada tarea o actividad para que nosotros lo ayudemos en casa. También tengo una amiga maestra que nos acompaña en este proceso", afirmó.
Si bien Malvina se dedica a la música y su carrera está en parate por la pandemia, Juan Manuel está trabajando sin detenerse en el mundo de la informática. De hecho, hace unos días fue el encargado de instalar un sistema de seguridad para un supermercado. "Fue muy loco pero agradecemos que le dieron la oportunidad", manifestó el padre de familia.
Agrandar la familia
Desde el primer momento, la pareja decidió vivir sola pero querían cumplir el sueño de formar una familia y lo lograron. "Siempre tuvimos claro que queríamos vivir solos y criar a los chicos es una tarea de todos los días, tratando que en estos días de pandemia sea lo más llevadero posible", comentó Juan Manuel.
"Para nosotros - siguió la pareja- no ver es tan normal que podemos hacer todo. Mientras cocino, los nenes juegan. Con Juanma, que es un excelente padre, nos dividimos la tarea y juntos criamos a los niños".
"Criar un hijo fue un enorme reto pero saber que uno puede y que la gente te pregunta cómo van a hacer con un bebé, todos los días te demostrás a vos mismo que sí se puede. Cuando decidimos ser padres por segunda vez, nos preguntaron cómo íbamos a hacer con dos y lo logramos", concluyó Malvina.