Día D para Venezuela
Las actitudes chavistas de las últimas horas se aferran al relato falso que pretende instalar, pero dejan en claro que con impedir el ingreso de alimentos y medicinas al país que gobierna tiene una sola intención: conservar el poco poder que le queda. Y a cualquier costa.
En reiteradas oportunidades esta columna
editorial se basó en la encrucijada que vive el pueblo venezolano a merced de un
régimen de gobierno dictatorial que ha sumido en la más cruda de las realidades
a ese rico país. La república bananera liderada por un bizarro personaje como
Nicolás Maduro tendrá hoy sábado una prueba de fuego. Como pocas veces, el
régimen se verá en una situación límite cuando, desde la frontera con Colombia
especialmente, intente ingresar la caravana con la ayuda humanitaria
internacional que se ha desplegado tras las gestiones del presidente interino,
Juan Guaidó.
El cierre del espacio aéreo venezolano y de algunos puntos de frontera dispuesto por los evidentes usurpadores del palacio de Miraflores es una demostración palpable de la carencia de argumentos e ideas de supuestos líderes populares a los que solo les queda el mote. No se comprende aún la razón por la cual la única frontera que no se ha cerrado es la que separa a Venezuela de Colombia, donde se halla la mayor parte de los alimentos y medicinas que pretenden ingresarse al país. Pero aparece nítida la intención de sembrar alguna posibilidad de violencia para luego avanzar en el relato victimizador.
Es verdad que el objetivo de la ayuda humanitaria también es político. La oposición pretende demostrar con hechos concretos que, además de violar la institucionalidad democrática, Maduro se opone a que su propio pueblo alivie en parte los padecimientos que viene soportando. Pero el relato chavista solo va en una dirección: la de acusar al imperialismo. Palabrerío que retrocede medio siglo y que no comprende que se vive un tiempo en el que las fronteras se cierran también en los países que otrora detentaron conductas expansivas. El Brexit y el gobierno de Trump son ejemplos de ello, pese a que el mandatario norteamericano haya intentado capitalizar la crisis venezolana para mantener su base electoral. La interpretación más extendida es que el habitante actual de la Casa Blanca se autoproclama como el líder de la lucha contra el socialismo tan solo para advertir sobre las propuestas de algunos de los posibles candidatos demócratas en Estados Unidos.
Hoy serán las fuerzas armadas venezolanas las que tendrán la última palabra. Corrupción entre los generales, infiltración del narcotráfico y apoyos de inteligencia cubanos y, quizás, rusos desmienten la versión de que defienden a su pueblo. Su cúpula solo pretende mantener prebendas y privilegios sin ningún atisbo de coincidencia con la ideología que dice profesar el régimen. El desenlace de la histórica jornada de hoy dependerá de cómo actúen los uniformados en las fronteras. Es posible que al final del día se pueda avizorar el futuro del gobierno de Maduro. Y, al mismo tiempo, los temores de que la violencia escale son reales.
"En tiempos de información falsa e irrelevante, lo único importante es la claridad", sostiene el filósofo israelí Yuval Harari en la primera frase de su libro "21 lecciones para el Siglo XXI". Las actitudes chavistas de las últimas horas se aferran al relato falso que pretende instalar, pero dejan en claro que con impedir el ingreso de alimentos y medicinas al país que gobierna tiene una sola intención: conservar el poco poder que le queda. Y a cualquier costa.