De Paraná a San Francisco: la Pyme láctea que crece afuera de la ciudad
Lácteos Santa María es una marca y empresa radicada en nuestra ciudad. El perfil bajo y el orden caracterizan a la organización dirigida por Liliana Peiretti. Con la premisa de que la calidad es lo más importante, sus productos llegan desde el Parque Industrial a las góndolas de todo el país.
Por Ivana Acosta
Todo comenzó en 1979 en la ciudad de
Paraná, Entre Ríos. El matrimonio Peiretti iniciaba entonces una fábrica en el
sector lácteo uno de los más grandes e importantes del país. En aquel entonces
la producción de dulce de leche era el objetivo, pero el crecimiento y ritmo de
trabajo fue ampliando la gama de productos y los puso de nuevo en la ruta.
Para 1981 los largos caminos y rutas que caracterizan a nuestro país trajeron a la empresa más cerca de la ciudad. Lácteos Santa María llegó entonces a la localidad de Santa Clara de Saguier donde se mantuvieron hasta el 2010.
"Nos condicionó siempre el espacio por el desarrollo de la fábrica, cuando no dio para más compramos el terreno en el Parque Industrial", explica Liliana Peiretti a LA VOZ DE SAN JUSTO.
Así empezó todo. Hace más de 7 años la láctea está radicada en la ciudad, entre los límites del parque y la ruta, entre la brisa del campo y el trajín de los camiones que traen la leche. Son seis hectáreas donde se trabaja ininterrumpidamente para abastecer el mercado nacional.
Liliana Peiretti apuntó a la carga tributaria y el costo de logística como las cuestiones a resolver
La llegada
"No fue fácil porque las empresas lácteas tienen muchas instalaciones, además del personal y nosotros somos una Pyme familiar. Durante el período de traslado Liliana perdió a su compañero y socio en la vida y la empresa.
En la actualidad comparte las jornadas laborales con parte de su familia en la empresa. "Fueron incorporándose de a poco primero mi hija Maria Belén, luego mi yerno Gabriel Tesio y después mis hijos, María Laura, Sebastián. Trabajar con ellos es relajado, tratamos de no llevarnos a casa los problemas de la empresa, tenemos una relación cómoda", explica.
Cuando se mudaron a San Francisco todo esto implicó el desmantelamiento de lo invertido y construido en Santa Clara, pero también el traslado de los empleados. "Hoy tenemos 46 personas trabajando. Tratamos de que trabajen cómodos en razón del tipo y tiempo que pasan acá porque es una tarea permanente", comenta.
En Santa María casi nunca paran, lo cual incluye los días feriados: "Todos los días hay que recibir los camiones con la leche para luego procesarla", argumenta.
La Pyme lechera, en medio de un parque industrial dominado por la metalúrgica, supo marcar la diferencia
La crisis lechera
Hace un tiempo la lechería entró en una crisis, "de la que no termina de salir, donde necesariamente hay que cambiar".
"Esto se trasladó a las formas de trabajo, que obliga a invertir más en equipamiento", aclara Peiretti.
Además, indicó que sólo así se puede "sobrevivir en una crisis que incluso afectó a las grandes empresas del sector".
La tecnología también tiene un alto grado de incidencia en este aspecto. "Antes había un empleado cada mil litros y hoy la tendencia es que el mismo trabajador llegue a un promedio de cuatro mil. Esto fue rápido, en unos 5 años; a nosotros nos ayudó que crecimos en esa época sobre todo con equipamiento más que con gente. Otros quedaron atrapados en el sistema con demasiados empleados y necesidad de renovarse", describe demostrando gran conocimiento del mercado lechero y la economía.
En todas las provincias
"Nosotros tenemos la planta habilitada para exportar pero nuestro principal objetivo es abastecer el mercado interno. Los dos problemas más grandes que tenemos son la carga tributaria y el costo de logística, por eso llegar lejos es muy oneroso para las empresas sobre todo por la falta de infraestructura que repercute en la recolección de la materia prima como en la distribución del producto final", enfatiza.
Los desafíos para Santa María son muchos, pero esta Pyme lechera en medio de un parque industrial dominado por la metalúrgica sabe marcar verdaderas diferencias.