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Son caprichosos, hacen berrinches, desde temprana edad establecen una relación con sus padres basada en la negociación. Entrevistamos a la psicóloga con orientación psicoanalítica Paula Martino.
Son dueños y señores, sus antojos pasan a serórdenes y si no se cumplen llegan los caprichos y berrinches. Los"niños dominantes o amos" no aceptan límites y si no se los ayuda oportunamente pueden sufrir las consecuencias en sus relaciones sociales y en la capacidad para ser independientes.
Años atrás, el no respetar la autoridad de un mayor era algo impensable en niños y adolescentes, sin embargo hoy hay muchos casos de pequeños"tiranos" que dominan a padres e incluso maestros.
¿Por qué hay niños dominantes y padres sometidos?,¿Cuáles son las características de estos niños?. La psicóloga con orientación psicoanalítica, Paula Martino (MN-24335) afirmó en diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO que estos niños"son caprichosos, hacen berrinches, desde temprana edad establecen una relación con sus padres basada en la 'negociación'. No aceptan límites sólo porque el adulto lo establezca, ante una negativa a algo que quieren se enojan desmesuradamente, logrando así que los padres se retracten y concedan lo que pretenden. Su acto, conducido por el 'yo quiero', no registra nada que intente detenerlos".
Este tipo de conducta puede tener consecuencias diversas,"pero controversialmente podrían presentar problemas para manejarse de manera independiente a pesar que de chicos parecían ser autónomos y regidos por sus propias reglas", dijo la psicóloga.
Agregó que generalmente estos pequeños"han comenzado a ejercer su tiranía a edad muy temprana, dos o tres años, y que a medida que han ido logrando más desarrollo de su motricidad, sus caprichos comienzan a ir acompañados por una actividad desenfrenada, movimientos arrítmicos, sin sentido, que no son permeables a una acotación del otro, donde el cuerpo es un mero objeto que se desplaza sin pensar".
La licenciada Martino afirmó que cada vez es más frecuente ver en la clínica actual esta situación con los niños."Esta situación nos hace preguntarnos qué ha pasado en la constitución de este sujeto, cómo ha llegado a esta instancia ya que sólo pudo haber ocupado un lugar de 'autoridad' si sus padres, quienes deberían haberlo asumido, se lo han cedido, quedando como testigos pasivos de sus excesos y sometidos a su régimen de tiranía caprichosa".
"Para que exista un amo es necesario que haya un esclavo, para que el niño pueda ejercer una posición dominante es necesario un otro que se someta aél -advirtó la licenciada-. Esto deja ver que ha habido una dificultad de los padres en ubicarse en su rol dentro del núcleo familiar, cediendo su lugar a un sujeto que trata de manera fallida, funcionar como un niño sólo, que hace lo que quiere".
Aseguró que los padres que llegan a ceder el papel de autoridad al niño,"suelen tener algún tema histórico personal no resuelto, es por esto que se sugiere que consulte y genere un espacio de terapia para trabajar y poder resolverlo".
"Por otro lado, la demanda de tiempo que el trabajo les genera -añadió-, hace que aparezca un sentimiento de culpa ante el poco tiempo que pueden ofrecerles a sus hijos, por esto fundamentan ser más permisivos a la hora de decir 'no'. Sin embargo, lo importante no es la cantidad de tiempo compartido sino cómo es ese tiempo a nivel de calidad. Un 'No' bien aplicado habla de buena calidad porque los niños lo buscan y necesitan".
Martino manifestó que si bien en la familia"hay un malestar relacionado con este intercambio de roles, el escenario donde estos chicos entran en más conflicto, es en elámbito escolar, porque quieren aplicar su régimen dictatorial de la misma manera en un contexto que no se le permite.
Es allí, donde la institución escolar convoca a los padres sugiriendo que vean a un especialista, para ayudarlo con estas cuestiones".
¿Qué hacer?
La psicóloga recomendó a los padres que al detectaréstas características en el niño"consulten a un especialista, anticipándose a la intervención escolar a fin de que su tránsito por esteámbito les sea lo menos conflictivo posible".
También aconsejó que ante la presencia deéstas conductas,"no sigan sosteniendo actitudes que habilitaron que esto suceda: mantener la firmeza en las limitaciones y decisiones tomadas con respecto a lo que se le impone al niño pero, fundamentalmente, que no haya discordancias respecto aéstas entre ambos padres".
"Si esto ocurre, se sugiere que estas cuestiones sean dirimidas en un ámbito donde el niño no esteépresente, a fin de que no sea espectador deéstas controversias que le generan tanta confusión.
Es frecuente ver que cuando uno de los padres pone un límite, el otro no lo cumple, desautorizándolo. Difícilmente, el niño pueda cumplir con un limite, si uno de los padres no lo respeta", advirtió.
Cuanto más grande, más difícil revertir el problema
Por otro lado, también sugirió que"no sólo se busque ayuda para el niño sino también para ambos padres, para iniciar un tratamiento psicoterapéutico en forma individual ya que estas cuestiones que implican a la función paterna son aconsejables sean trabajadas en este espacio".
Martino afirmó que la edad ideal para comenzar tratamiento con el niño"es a los dos o tres años, que comienzan a manejarse con la palabra y la representación simbólica en los juegos. Previamente, con los niños de menor edad, ante la detección de conductas que a los padres le generen alguna duda, pueden consultar por ellos mismos y de esta forma poder ayudar al niño".
Advirtió:"Cuanto mas grande es, mas difícil es revertir la cuestión, siempre habrá que ver el caso por caso, no se puede generalizar. Es de gran aporte al tratamiento, que cuando ya son mas grandes, siete u ocho años, sean ellos los que quieren consultar. Esto se ve con frecuencia. Seguramente, el motivo de consulta sea otro diferente al de los padres, pero eso no importará a la hora de alojarlo en un espacio terapéutico".