Cuando Cristo nació antes de Cristo
Un monje erudito persigue pascuas para darle forma a su propia manera de contar los años. Rechaza los dictados de la era diocleciana, que perpetúa la memoria del emperador romano Diocleciano, un gran cazador de cristianos. La nueva era tiene que tener un punto de partida grandioso: el nacimiento de Cristo. El problema es: ¿cuándo nació Cristo?
Por Manuel Montali | LVSJ
El monje Dionysius Exiguus (Dionisio el Exiguo para nosotros) paseaba su figura por el recinto. Lo llamaban así no necesariamente porque su talla fuera baja, sino por su humildad ante el universo.
Era un día soleado en Roma. O podría haberlo sido. Un día para elevar la mirada desde el Tíber hacia el sol, y darle tiempo de reflexión a preocupaciones no urgentes pero fundamentales para el futuro de la humanidad. Tenía una idea, una visión, de que su era, la era moderna, se planteara a partir del hecho que la fundaba: el nacimiento de Cristo.
Dionisio, además de llevar los hábitos, iba con la cabeza llena de números. Era matemático. De origen bizantino, había nacido entre los años del 460 a 465 Después de Cristo, según el calendario que él mismo intentaría promover. Su región era la de Dobruja, ahí donde el Danubio se hace delta y pantano contra el Mar Negro, entre las actuales Rumania y Bulgaria.
Era un problema conciliar fechas en aquellos años entre lo que se conocería como siglos V y VI, previos a la imprenta y a una difusión más universal y prolija de la información. Años en que muchos monjes dedicaban la vida a quemarse ojos y dedos traduciendo y transcribiendo manuscritos.
Buscar, asociar fechas, era factible solo mediante aproximaciones, remontándose a los períodos en cuestión a partir de acontecimientos puntuales: un reinado, un fenómeno natural, etc. Todos ellos narrados en obras que remitían a otras obras que remitían a otras obras... en un efecto cadena, una pelota que iba de monasterios a monasterios, de vueltas del sol a vueltas del sol.
Persiguiendo Pascuas y eras lunares, Dionisio el erudito le dio forma a su propio sistema de conteo de los años. Sus motivos eran sensatos: el calendario no podía seguir los dictados de la era diocleciana (era de los mártires), que perpetuaba la memoria del emperador romano Diocleciano, cuyo pasatiempo favorito era salir a perseguir cristianos. Tampoco podían seguir tomando como referencia la supuesta fundación de Roma por parte de dos muchachos amamantados por una loba.
En consecuencia, en sus tablas de Pascua, el año cero, el punto de partida, tenía que ser el nacimiento de Cristo. Había un pequeño problema por resolver. Pequeñísimo. Situar con exactitud ese alumbramiento. Algo que en los nuevos evangelios no quedaba del todo esclarecido. Ya habría tiempo para discutir si 25 de diciembre sí o no, si Belén o Nazareth o cualquier otro lugar. Pero el año debía quedar claro.
Sin dudas, para Dionisio, la referencia principal era el reinado de Herodes I el Grande, y su correspondencia con la fecha de fundación de Roma. El monje matemático hizo cuentas. Pero se le corrieron algunos porotos. ¿Por qué? Porque terminó situando la Navidad en el año 753 desde la fundación de la Ciudad (Ab Urbe Condita o A. U. C.), cuando debió suceder hacia el 746 A. U. C. Eso terminaría implicando que Herodes, su referencia, habría muerto un par de primaveras antes del año 1, y que su matanza de inocentes se habría adelantado bastante a la llegada del Mesías. Lo que es peor, eso terminaría implicando que Cristo, en su biografía, terminaría naciendo unos 7 años antes que sí mismo y el año 1.
En su defensa, ya hemos hablado de lo difícil que era ubicarse con toda exactitud en tiempos de Dionisio, cuando las controversias no terminan de resolverse ni siquiera al día de hoy.
En los años siguientes, su sistema, el "Anno Domini", fue extendiéndose desde los círculos monacales de Roma hasta volverse el principal método de conteo en Europa Occidental (por ende, adonde conducen todos los caminos). Para el renombrado siglo VIII ya había quedado como calendario "oficial", con algunas cuantas excepciones que incluso al día de hoy sostienen lógicas diferentes.
Si Dionisio "El Exiguo" hubiera sido "El Preciso", esta columna, en realidad, se escribiría en el año 2029.