Crímenes sin justicia: el caso Miguel Morúa
No siempre hay justicia ante un crimen y el de Roberto Morúa es uno de esos. Se trató de un comerciante de la ciudad fue hallado asesinado hace 32 años. El homicidio del ginecólogo Daniel Casermeiro lo trajo a la actualidad.
Por Ivana Acosta | LVSJ
Pasaron más de tres décadas de un brutal crimen que conmovió a San Francisco, pero del cual nunca su familia pudo obtener justicia. Un hecho de sangre tan conmocionante y que se prestó a un sinfín de elucubraciones sociales como sucedió ahora con el caso del médico Daniel Casermeiro.
De hecho muchos recordaron casos similares que acaecieron en la ciudad o región y que atravesaron circunstancias parecidas. Uno de ellos fue el atroz asesinato de Roberto Miguel Morúa ocurrido hace 32 años.
Los hechos remiten al día 22 de octubre de 1987 por la tarde cuando la Policía dio con el paradero de Roberto Miguel Morúa de 44 años en aquel entonces. La crónica de la época detallada en la tapa de LA VOZ DE SAN JUSTO dio cuenta de un "impresionante chaco de sangre" y un cuerpo dentro de una camioneta pick - up Ford.
¿El lugar? A 500 metros de la ruta provincial 1, hacia el oeste de San Francisco en un camino secundario - en adyacencias del predio de la Peña Boquense - , un sentido similar adonde fue encontrado Casermeiro.
Morúa se dedicaba a la venta de motos, en un negocio ubicado sobre Av. Rosario de Santa Fe y Bv. Buenos Aires. Al momento del hallazgo tenía entre 3 y 5 disparos de un arma de fuego calibre 32 en la cabeza, y si fue encontrado fue por un llamado anónimo que dio cuenta de lo sucedido.
A su alrededor solo había sangre; y si bien no había armas sí se hallaron dos cajas de cartuchos completas en el lugar.
La premura por intentar esclarecer el crimen llevó a que casi todo el personal policial de la época se abocara a la investigación, con rastreos y levantando huellas mientras se esperaba la autopsia que revelaría más datos sobre las últimas horas de este hombre.
La reconstrucción
Una de las primeras tareas tras el hallazgo a la tardecita del cuerpo en aquella zona fue reconstruir qué había hecho Morúa en sus últimas horas. Algunos testigos de la época indicaron que por la mañana salió de su negocio y fue a realizar diligencias bancarias, y que por eso tenía cheques y dinero en efectivo.
Desde entonces solo hubo silencio hasta la tarde en que lo encontraron y en ese momento empezaron a aparecer teorías, ¿el crimen ocurrió en un lugar y trasladaron el cuerpo? ¿Qué pasó con los cheques y el dinero que llevaba?
Algunas de esas hipótesis las resolvió la autopsia, de la cual en aquel momento se pidió un informe más ampliado. Una de ellas hablaba de torturas infligidas a Morúa las cuales sufrió antes de morir. Esto indicaba para la Policía que al menos dos personas habían intervenido en la ejecución.
El crimen conmocionó a la ciudad en aquel entonces (Archivo LVSJ)
Las causas probables
Al igual que ocurrió en el caso Casermeiro, en aquellos años la gente se acordó de otro crimen. Había sucedido tres años antes y la víctima fue un joyero (José Zarur) al que asfixiaron y ataron.
No obstante, quizás la pregunta que más se hacían todos era ¿Por qué? La Policía se dedicó a ahondar en los pormenores de la vida de Morúa, un hombre reconocido como comerciante de motocicletas que lo llevaba a entablar negocios con personas fuera de la ciudad y la provincia. Debido a esto se puso especial atención en la papelería del escritorio de la víctima que reforzaba esta línea de trabajo.
Además de una pista por "ajuste de cuentas" debido a esto, otros se animaban a decir que también podía ser (lo que lamentablemente se conocía así en aquel entonces) "pasional", pero eso casi había sido descartado en los inicios de la investigación.
Aunque en los primeros 15 días la investigación tuvo una importante actividad investigativa con el tiempo no pudo concretarse un juicio donde quien o quienes hayan asesinado a Morúa sean condenados. El caso terminó quedando en la eterna incógnita.