Copa menstrual: ¿la solución “tabú”?
También conocida como la copita, tiene cada vez más adeptas en el momento de la regla pero a pesar de sus beneficios y la no irritación como otros dispositivos clásicos, aún sigue siendo poco utilizada. La palabra del especialista en Tocoginecología Ignacio Lares en VOZ MUJER para despejar todo tipo de dudas.
Ir al supermercado, comprar las toallitas higiénicas o el tampón, aún sigue siendo tabú. Por conformismo, falta de información o miedo, muchas no se animan a la copa menstrual, un dispositivo que existe desde hace 32 años en el mercado mundial y por eso son pocas las farmacias argentinas que la venden y solo se consigue en sitios por internet o de consejos de amigas de boca en boca.
Este aparatito, al que muchas le temen, no causa irritación como puede hacerlo el tampón y puede ser más cómoda que una toallita ya que soporta un sangrado de hasta 12 horas.
El médico especialista en tocoginecología Ignacio Lares (M.P. 34092), que brinda servicios en el equipo de Ginecología y Obstetricia del Sanatorio Argentino, comentó que "la copa menstrual es un dispositivo que normalmente está hecho de silicona y otros de goma que sirve para contener la pérdida de menstruación cíclica desde el útero por descamación del endometrio".
"Este método llega para reemplazar en funciones a los tampones o las toallitas higiénicas porque logra contener la menstruación dentro de la vagina".
"Hay copas de diferente forma y contenido. En cuanto a los modelos, se puede encontrar uno con forma de campana que se coloca en la vagina y uno con forma de diafragma que va pegado al cuello del útero, pero es más complicado de colocar y el menos usado. También hay presentaciones según la capacidad de los mismos y se eligen dependiendo si la mujer fue o no madre, pero lo máximo que pueden llegar a contener son 40 mililitros"
¿Sí o no?
Respecto de las ventajas o desventajas del uso de este aparato que se puede ver en todas las redes sociales pero que poco se ve en farmacias argentinas es clara: la comodidad lidera el motivo mayor de su uso. La copa aporta un confort extra a la mujer que es no tener que estar pendiente de la salida de la sangre y la posibilidad de manchado de la ropa interior o las prendas en general".
"Hay muchas mujeres que les molesta cambiarse seguido toallitas o tampón y eso afecta a su vida diaria. La copa viene a solucionar este problema".
Sobre posibles efectos negativos del uso de este tipo de dispositivos a la hora de la menstruación, el doctora Lares comentó que no provocan más o menos irritación que cualquiera de los métodos más utilizados. "Un problema de irritación es la posible alergia al látex de la mujer, uno de los componentes con los que suelen estar elaboradas las copas. En este caso, se recomiendan las copas menstruales de siliconas".
"Los estudios revelan que el tampón puede causar más irritación en la mujer que la copa", agregó el doctor.
De hecho, la prestigiosa revista de estudios científicos The Lancet Public Health Journal remarcó que en cuatro estudios analizados que englobaban a 500 mujeres, las copas no tuvieron efectos adversos en la flora vaginal.
Otro de los estudios, que realizó un seguimiento posterior del estado de la vagina y el cérvix, no observó daños en el tejido.
Lo fundamental, confió el especialista, es el higiene del dispositivo para evitar cualquier inconveniente a futuro. "Lo que se debe hacer es descargar la copa menstrual e higienizarla de cuatro a doce horas de acuerdo a la cantidad de sangrado. Esto es fundamental porque todo lo que se elimina en la menstruación puede convertirse en un caldo de cultivo para futuras infecciones".
La copa "se lava con agua y se debe hervir al final del período. Además, se pueden reutilizar y su vida útil es de alrededor de 10 años".
De larga data
Este invento tiene muchos años. Hay datos que revelan que en otras culturas, en la de los egipcios, incluso que ya había dispositivos similares o intentos por utilizar este tipo de cosas"
Sin embargo, las primeras referencias fehacientes sobre la copa menstrual son del siglo XIX. En la década de 1930 se produjo industrialmente por primera vez. Sin embargo, la falta de adhesión por parte de las mujeres - a quienes les parecía demasiado grande, rígida y pesada, además de poco aceptable culturalmente, provocó la interrupción de su producción en 1963. Ya en 1987 se volvió a fabricar en Estados Unidos «The keeper», una de las veteranas que aún sigue en el mercado.
En 99 países, se venden 199 marcas de copas menstruales con precios que van entre menos de 1 dólar por unidad a 47 dólares. Si se usa durante 10 años, una copa menstrual genera sólo 0,4 % de la basura plástica que implica la toallita de un solo uso y 6 % de la cantidad de residuos que se producen al usar tampones.