Comparaciones, errores y anuncios
Convendría no centrarse en comparaciones relacionadas con el manejo de la pandemia que hacen los distintos países. Las medidas sanitarias no siempre pueden ser motivo de cotejo. El grosero error de la última conferencia de prensa no puede repetirse.
El Ministerio de Salud de la Nación pidió disculpas por los errores en los datos estadísticos de unos gráficos comparados sobre el comportamiento de la pandemia de coronavirus que exhibió el sábado a la noche el presidente Alberto Fernández, recién luego de que un diario porteño los pusiera en evidencia y del reproche del embajador chileno en la Argentina, Nicolás Monckeberg Díaz, quien utilizó las redes sociales para rebatir el discurso oficial.
Tanto el diario La Nación como el diplomático trasandino corrigieron la cifra que mostró el presidente durante la conferencia de prensa en la Quinta Residencial de Olivos: la tasa de muertos es de 3,5 por cada 100 mil habitantes, y no de 98,4.
Entonces, el Ministerio de Salud no tuvo otra alternativa que admitir haberse equivocado con las cifras y pedir disculpas.
El aislamiento social produjo resultados positivos en las semanas pasadas. Esto está fuera de discusión, más allá de la creciente controversia sobre el modo en el que debe salirse o atenuarse en virtud de los estragos que está causando a la economía, como así a otros ámbitos centrales como la educación y también a la salud. Pero en este contexto, resulta preocupante que luego de los anuncios de cada extensión de la cuarentena, funcionarios del gobierno nacional y hasta el propio primer mandatario tengan que salir a aclarar sus dichos o a pedir disculpas por errores en la comunicación.
Primero fueron las comparaciones con Chile y Suecia que generaron cortocircuitos diplomáticos con esos países. Tanto que en el caso del vecino país fue necesario un diálogo telefónico entre presidentes para limar asperezas. En la última conferencia de prensa, las "filminas" mostraron datos erróneos. La tasa de mortalidad en la que se expresaban debía ser de un millón de habitantes y no de cien mil como se señaló. Además, en el mismo gráfico los valores de Chile eran los de Perú, mientras que al país incaico se le adjudicaron los de México.
El pedido de disculpas se imponía. Está bien que así se haya producido. Sin embargo, lo ocurrido exige que se introduzcan modificaciones en los procesos que dan origen a las informaciones que luego transmite el presidente de la Nación. Por ejemplo, convendría no centrarse en comparaciones relacionadas con el manejo de la pandemia que hacen los distintos países. Cada uno está asumiendo el problema global de distinta manera y con diferentes resultados es verdad. Pero las medidas sanitarias no siempre pueden ser motivo de cotejo. Por ello, será necesario extremar el cuidado en la difusión y análisis de datos para evitar que el presidente o cualquier otro funcionario queden expuestos como ha ocurrido. El grosero error de la última conferencia de prensa no puede repetirse.