Charcos, baches y circulación riesgosa
El agua estancada, los baches complican la circulación en la ciudad, el aplazamiento en ocasiones de su solución terminaron convirtiendo a estos hechos en una postal más del paisaje urbano.
Ya ingresado el verano en esta parte del mundo, algunas problemáticas que devienen de las características meteorológicas de esta estación hacen más visibles algunos problemas ciudadanos. En este caso, hay una relación directa entre las lluvias que se abaten con frecuencia y los trastornos que provoca la acumulación de agua en algunas esquinas que no drenan como corresponde y, al mismo tiempo, la "inundación" que sufren algunos baches no reparados. Esto último es potencial origen de accidentes que pueden tener severas consecuencias.
En algunas intersecciones de la ciudad y el agua permanece allí por días enteros, sin que pueda acertarse en el manejo del líquido para que evacue de manera más rápida. Pero lo más preocupante son los charcos que quedan en los baches y roturas del pavimento, tanto el hormigonado como el adoquinado. Los huecos, algunos de considerable hondura, quedan sepultados bajo las aguas, con lo que es muy difícil advertirlos con la anticipación necesaria para evitarlos. Por supuesto, el problema es mayor para los motociclistas y ciclistas quienes no tienen muchas posibilidades de superarlos con éxito. Las caídas y las lesiones pueden estar, así, en primer plano.
Es verdad que la ciudad ha mejorado de manera ostensible en el tema del drenaje del agua de lluvia. Los trabajos de canalización han surtido efecto, más allá de algunas trabas puntuales que deben seguir siendo atendidas. No obstante, cuando el milimetraje es significativo, si los baches no han sido reparados, se genera un efecto negativo que puede traer derivaciones impensadas y que se miden en términos de daños materiales y para la salud de las personas. Incluso, en algunos casos, la vida puede llegar a estar en juego.
Es necesario tomar también en consideración que las lluvias pueden ser muy importantes en los meses que siguen y que, por lógica consecuencia de su impacto, algunos pozos en las calles pueden crecer y ahondarse, lo que agrava de manera considerable el riesgo que esto supone para el tránsito ciudadano.
El sentido común indica que la ocultación bajo el agua de los baches y pozos establece un potencial riesgo para la circulación de vehículos de todo tipo. Claro que, como se señaló, los más perjudicados son los vecinos que circulan en dos ruedas, en virtud de que su estabilidad arriba de la moto o la bicicleta puede verse alterada por el obstáculo tapado. La posibilidad de una lesión seria es más que cierta en estos casos.
Son varios los sectores de la ciudad donde se produce esta situación, por lo que debiera redoblarse la acción de bacheo, aun en una época en la que el descanso estival parece aflojar las riendas. Porque es preciso insistir en el cumplimiento del propósito de acabar con el potencial peligro que esto supone para quienes se conducen en vehículos menores especialmente.