Caso Chocolate: a pocos días del juicio, Gómez, único imputado, rompió el silencio
En una entrevista con FM Romántica, el único imputado por la muerte del cachorro se defendió de las acusaciones.
El imputado por el crimen contra Chocolate acaecido un año atrás, Germán Gómez, rompió el silencio para defenderse por primera vez abiertamente sobre su posible participación en enero de 2017, cuando el perro fue hallado despellejado en un departamento de barrio La Milka.
El hombre, de profesión peluquero, afirmó que continúa trabajando y considera que en el expediente de la causa no existen pruebas en su contra; sobre todo siembra sus dudas por el hecho de que el animal fue cremado poco tiempo después que se hicieron los estudios para determinar las causas de su muerte.
Mientras espera el juicio, que será el próximo 21 de mayo, Gómez espera que "se haga justicia y se sepa la verdad": "Ahora la gente va a conocer la verdad", sostuvo, agregando que existe "corrupción" alrededor de la causa en la que se encuentra procesado.
En la entrevista que sostuvo con el periodista Darío Pérez, de FM Romántica, señaló también que lo más difícil no fueron sus 20 días en la cárcel, sino "el morbo de la gente y la maldad que existe - sobre su persona - en la calle".
Asimismo afirmó que no escuchó a Chocolate, ni a ninguno de sus hermanos en ningún momento y que sólo tenía conocimiento de la existencia de su madre que estaba encerrada en el porche de la casa lindante donde se encontró al cachorro malherido y despellejado.
La versión de Gómez
El hombre que vivía en barrio La Milka en enero de 2017, contó desde su punto de vista cómo sucedieron las cosas y cuáles fueron los pasos que siguió en esa jornada fatídica.
Sus dichos lo separan de la historia por la cual llega a estar imputado en la causa: "Ese día como a las 18 salí a cortar el césped en la parte del frente - con una bordeadora que describe como chica y vieja - , en mi departamento. Corté las rosas y después me metí adentro, al tener la peluquería siempre los lunes me dedicaba a cortarlo".
Dijo que recién se anotició de los hechos por los trascendidos en la comunidad sobre el hallazgo del cuerpo del animal en mal estado. Ahí -según su versión- conoció más de cerca lo sucedido cuando un oficial de la policía golpeó a su puerta.
"Fue un policía a casa - al que identificó como Lencina - ellos estaban en el departamento de al lado donde supuestamente estaba el perrito, que para mí nunca existió porque la verdad yo nunca escuché nada", enfatizó.
En primer lugar fue llamado a través del tapial que separaba las casas: "Él -Lencinas - empezó hablándome, preguntaba qué hacía yo de mi vida. Me preguntó si sabía lo que pasó y le dije que no. Dije que no sabía que era acá al lado".
En otro extracto de la entrevista, Gómez sostuvo que la conducta del oficial fue discriminatoria para con su persona, principalmente por su condición sexual: "Me pidió entrar a la cochera y me dice `¿esta bosta?´, debe ser del gato de acá al lado que viene le respondí y me dijo `¿el gato también tenía el culo roto que caga tan grande?´ (sic). Se reían entre ellos - otro policía y una mujer - fue todo una burla desde el principio".
"No hay pruebas"
Gómez también se defendió y argumentó que no existen pruebas en su contra a pesar de la imputación. Reparó en el secuestro de una navaja en su propiedad: "Jamás tuve cuchilla, sólo para cortar carne, se fijan en la navaja, según la pericia no sirve para cortar, - el veterinario Roberto Ferrero dice que es de 20 centímetros y no llega ni a cinco".
El imputado por la muerte de Chocolate expresó que nunca tampoco conoció al fiscal de la causa - Oscar Gieco - y que fue otro hombre quien le otorgó la libertad meses atrás.
"Al fiscal no lo conozco, otro hombre me dio la libertad, creo que un secretario. A mí me interrogó una mujer", insistió y dijo que durante el tiempo que estuvo preso "Dios cuidó que no le sucediera nada".
Sobre este punto expresó sentirse mejor allí en aquel momento porque en la calle "había más maldad".
Apuntó contra Ferrero
Luego de la muerte de Chocolate, el veterinario que tuvo a cargo su cuidado informó que no pudo recuperarse de las lesiones sufridas y eso motivó su deceso.
Roberto Ferrero fue el profesional que respondió al llamado de María Rosa Elena, quien halló al can. Posteriormente el cuerpo del animal fue cremado y sus cenizas descansan en el monumento que le rinde homenaje sobre bulevar Roca.
Este hecho puntual para Gómez es algo llamativo y consideró durante la entrevista que era la única prueba fehaciente: "Si el veterinario estaba seguro de lo que pasó no tendrían que haber cremado a ese perro sino dejarlo ahí y decir mirá esto pasó para que se sepa lo que le sucedió; cremó la única prueba".
"¿Eso en que quedó?" se preguntó el imputado y se defendió: "Todo quedó entre la mujer que lo agarró y él (por Ferrero), nadie supo si el perro realmente lo sacaron de ese lugar. Yo jamás lo saqué ni lo vi, vivía pegado y hubiera escuchado. En ese tiempo hacía unos días que no salía al patio pero venían mis sobrinos y nunca lo vieron".
Gómez declaró también que sólo vio a la perra (la madre de Chocolate) porque estaba en el porche de esa casa. Planteó también sus dudas sobre si era macho o hembra y enfatizó que nunca vio si tuvo cachorros: "El perro nunca existió ahí adentro. Para mí no existió ni un Chocolate o varios ahí adentro", insistió.
"Es una historia sin sentido"
Gómez se encuentra a la espera del juicio por la muerte del cachorro Chocolate y por la cual pasó 20 días en la cárcel. Vive una vida que considera tranquila, alejada de las redes sociales y con perfil bajo.
Cuando ocurra el debate, advirtió que se conocerán nuevos detalles que fundamentan sus dichos acerca de que Chocolate nunca existió allí. "Si la gente se pone a ver el primero que llegó a la veterinaria de Vietti Colomé fue Ferrero, el que atendió a Chocolate también, no es casualidad", sostuvo a la emisora radial.
"Jamás me escondí ni le tuve miedo a nadie, dije mi verdad desde el principio pero nadie me creyó. Las mujeres de Bio Animalis cada vez que ocurre algo se encargan de hacer este tipo de cosas, nunca antes las había visto. Cuando llegue el juicio se van a sorprender mucho con ellas. Gretel Monserrat (a cargo de la Fundación) es la que manipula a todos para que me odien. Se encargaba de averiguar si trabajaba o no, y sí, lo hago y voy a seguir haciéndolo. Por eso me da bronca llegar a juicio con pelotudeces, una historia que no tiene sentido", finalizó.