Carnicería americana
Lo que ocurre en Estados Unidos es la manifestación evidente de la irracionalidad en la legislación que abre las puertas para que las armas de guerra salgan a la calle libremente y se metan en las escuelas, los teatros, los estadios o las iglesias.
El título corresponde a una columna
periodística publicada por el diario The Washington Post luego del tiroteo
ocurrido en una sinagoga de la ciudad de Pittsburgh, en donde fallecieron 11
personas y varias más fueron heridas por el accionar de una persona que abrió
fuego con armas de asalto automáticas.
El prestigioso diario de la capital norteamericana volvió a reclamar que el Congreso de ese país adopte "un control sensato que incluya la prohibición de armamento diseñado para la guerra", en alusión a que en las matanzas anteriores también se utilizaron armas similares. Y si bien es una problemática que alcanza picos en los Estados Unidos, el traslado hacia otras latitudes es no solo posible sino verificable. Matanzas de este tipo han ocurrido en muchas otras naciones y en casi todos los casos se concretan gracias al libre acceso de los ciudadanos a las armas de fuego.
La información de esta nueva tragedia señala que un hombre de 46 años, asiduo difusor de ideas antisemitas en las redes sociales, ingresó a la sinagoga proclamando su intención de que "todos los judíos mueran". Estaba armado con tres pistolas y un fusil de asalto AR - 15. Precisamente, esta última arma o alguna similar fue utilizada en otras masacres ocurridas recientemente: en febrero, en una escuela secundaria en Parkland, Florida ( 17 muertos y 17 heridos ); en 2017 en un concierto de música de Las Vegas ( 58 muertos, cientos de heridos ); en 2016 en un club nocturno en Florida ( 49 muertos y 53 heridos ); en 2012 en un cine en Colorado ( 12 muertos, 58 heridos ) y en 2012 en una escuela primaria en Newtown, Connecticut ( 26 muertos, dos heridos ), según han referido los medios de comunicación de todo el mundo.
Mientras tanto, los gobernantes de la principal potencia del mundo insisten en que no se trata del uso de armas, sino de mentes desquiciadas. Invierten así el silogismo porque de lo contrario deberían admitir que estas personalidades alteradas no cometerían semejantes atrocidades si no tuviesen acceso libre a comprar armamento de todo tipo. En ocasión de la masacre de la escuela de Parkland, en febrero pasado, desde esta columna se sostuvo que cada vez que ocurre un hecho de este tipo se reabre un debate increíble. Que debiera haber quedado atrás: el de las posturas que están a favor o en contra de la limitación de las ventas de armas.
Como el flujo informativo mundial determina que lo que ocurre en Estados Unidos tiene dimensión mundial, quizás se atenúe la repercusión de situaciones dramáticas similares que acontecen en otras partes del mundo, pero que cuentan con un denominador. Es que la carnicería americana -norteamericana mejor dicho- es la manifestación evidente de la irracionalidad en la legislación que abre las puertas para que las armas de guerra salgan a la calle libremente y se metan en las escuelas, los teatros, los estadios o las iglesias.