Borges, huésped de honor de San Francisco: una visita increíblemente olvidada
Este espacio periodístico, que recorre la hemeroteca del diario tomando un título de Jorge Luis Borges, se topó con un hallazgo increíble del que prácticamente no quedaron registros: la visita del genial escritor a la ciudad en 1956.
El recorrido de Biblioteca Babel nos llevó capítulos anteriores hasta un libro en donde había una mención, casi al pasar, de lo que parecía ser un hecho histórico de suma trascendencia. Apelamos a diferentes fuentes hasta que nuestro propio "Funes el memorioso", el director del Archivo Gráfico y Museo Histórico, Arturo Bienedell, localizó aquí, en nuestra hemeroteca, la confirmación: en 1956, Jorge Luis Borges visitó la ciudad. Hablamos quizá de la figura de mayor trascendencia mundial que estuvo en San Francisco, pero por alguna razón no se conservaron prácticamente registros de esa visita.
Fue en la tarde del 14 de agosto. Borges se presentó en las instalaciones del Jockey Club de calle Bv. 25 de Mayo para conferenciar sobre "Filosofía Platónica". Estuvo acompañado por el decano de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba, Víctor Massut, y el profesor de Introducción a la Literatura de la misma casa de estudios, Emilio Sosa López. Fue declarado Huésped de Honor por el comisionado municipal, Alfredo Ricotini.
"San Francisco es un Aleph", afirma la profesora de lengua, literatura y latín, Sandra Dipiazza, apelando a esta figura borgeana luego de décadas de introducir al alumnado local en las ficciones del fantástico escritor.
LA VOZ DE SAN JUSTO guarda uno de los pocos registros de la visita de Borges a nuestra ciudad
"Acá estuvo Borges -añadió la educadora en entrevista con este medio-, y antes uno de sus maestros, Leopoldo Lugones. Acá, en la ciudad sin río, paseamos por la Costanera. Aquí, que éramos todos hijos de inmigrantes, se celebraban en el Jockey Club las presentaciones en sociedad de las niñas de quince años, como hacían en Buenos Aires las que tenían antepasados ilustres. Aquí confluyen todas las ramas del mundo".
Sobre esta visita, señaló que "fue un hecho importantísimo pero que sin embargo quedó sepultado bajo el olvido", aunque destacó que el Departamento Ejecutivo de ese momento declarara "Huésped de Honor" al intelectual, asegurando: "En 1956 no es que haya venido un Borges ignoto en el mundo de las letras. Él ya había publicado obras muy importantes como 'El Aleph', 'Cuadernos de San Martín', 'Fervor de Buenos Aires', 'Historia universal de la infamia'... Había recibido premios importantes, si bien no fueron de la magnitud del Cervantes que recibió después, pero era una figura muy conocida en el mundo de las letras cuando visita San Francisco".
Para la profesora Sandra Dipiazza, la mejor manera de homenajear al gran escritor "es ir a sus textos"
El escritor que arriba, ya vivía esa suerte de ironía de haber sido nombrado director de la Biblioteca Nacional y al mismo tiempo haber comenzado a perder la visión, "más o menos a la misma edad en que su padre había comenzado con el mismo problema", subrayó Dipiazza sobre este paralelismo que asombraba al autor de "Ficciones".
Los temas de la conferencia
Sobre esta conferencia de la que no se guardan mayores registros, la profesora opinó: "Borges debe haber dado los lineamientos básicos de lo que era el neoplatonismo, una doctrina que surge más o menos entre los siglos II y III, y que trata de recuperar los postulados platónicos con los de otros estudiosos y filósofos como los pitagóricos, Aristóteles e inclusive algunas filosofías orientales".
Junto a ello, explicó que los grandes temas del Platonismo, como el origen del Uno, que condensaba en sí mismo la unidad y la multiplicidad, y del que surgían la inteligencia y el alma, "los advertimos en la obra de Borges, a quien fatigaban esos intríngulis como la idea del infinito, al que lo consideraba un corruptor del tiempo y el espacio. Lo preocupaba explicar el mundo como un uno y una multiplicidad, pero de una forma coherente. El destino, el azar, la predestinación, el libre albedrío, son todas preocupaciones filosóficas que Borges las plantea en sus textos de ficción, las transmuta en metáforas, pero dejando claro, prístino y puro el concepto filosófico... ¡Era un maestro el viejo!".
Borges y el peronismo
La educadora analizó asimismo el contexto en el que llega Borges a este lugar, luego de que la Revolución Libertadora derrocara a Juan Domingo Perón en 1955. "El antiperonismo de Borges es algo muy conocido. Le venía de la madre, doña Leonor Acevedo. Pero hay mucha mitología respecto de ese antiperonismo y de cuando a Borges lo trasladan de su puesto de bibliotecario de la 'Migue Cané' y lo pasan a ser inspector de mercados de aves de corral. Investigando, hay algunas bibliografías encontradas, porque dicen que no coinciden las fechas del traslado de Borges con la presidencia de Perón, sino que sería anterior. Pero indudablemente la caída del peronismo en 1955 le permitió la llegada a un lugar que le era muy afecto: el Jockey Club representaba un lugar importante de la sociedad de San Francisco".
René Bazet, Sosa, Ricotini, Borges, José Teobaldo, Eugenio Savino y Antonio Moreno en el Jockey Club
Borges-Sabato, otro cruce con anclaje local
A Borges le quitaban el sueño los simbolismos y las líneas silenciosas que ordenan el universo. Esta ciudad, como dijimos, ya había alojado a uno de sus tempranos maestros como Lugones. Aquí también estuvo Ernesto Sabato, aunque conferenciando de ciencia, antes de que iniciara la carrera literaria que lo llevaría a ser otro de los escritores argentinos más reconocidos a nivel internacional, al que por momentos se ubicó en una vereda opuesta a la de Borges. "También creo que esta enemistad tiene más que ver con toda la mitología literaria. Eran dos intelectuales: no se podían pelear, a lo sumo podían discutir argumentos, conceptos. No creo en la enemistad entre ellos, sí más en la parafernalia que arman los que rodean la literatura", manifestó Dipiazza.
El mayor homenaje
Para la educadora, más allá de que no haya placas recordando el paso de Borges ni mayores referencias a su visita en nuestros libros de historia, "la mejor manera de tenerlo vivo es ir a sus textos". Y vaya si esta educadora lo ha mantenido vivo a través de largos años en las aulas locales. "Siempre que les explicaba (a sus alumnos) cómo había que escribir, les decía que no adjetiven de más, que busquen el adjetivo justo, que miren cómo empieza Borges 'Las ruinas circulares', hablando de 'la anónima noche'".
"Siempre me encantó dar a Borges en clases, con toda su controversia. Durante mucho tiempo estuve peleada con él ideológicamente, pero después también crecí y lo sigo admirando infinitamente como escritor. Yo creo que es una de las figuras más representativas, que más influencia ha tenido sobe los escritores argentinos, latinoamericanos y hasta me animo a decir universales. Creo que fue castigado con no haberle otorgado el Premio Nobel por cuestiones políticas. Borges tomaba todo y lo metía en el mundo de la ficción. No sé cuánto adhería ideológicamente a los temas que planteaba. Para mí siempre fue un placer mostrarles a mis alumnos la poesía de Borges y textos como 'La muerte y la brújula'. A Borges hay que tomarlo como lo que es: un escritor que hizo del mundo material poético, y juzgarlo por su obra", concluyó.