Apadim, pioneros de la educación para todos
Hace 40 años, cuando muchas familias quedaban excluidas de un servicio educativo para sus hijos con discapacidad, un grupo de voluntarios se unió para hacer valer los derechos que establecía la primera ley.
Por Mauricio Argenti
Corría el inicio del año 1979 y en ese momento tan especial de la historia de nuestro país comenzaba a gestarse un movimiento que luchaba por la integración de las personas con discapacidad.
La necesidad de otorgar más derechos a quienes hasta entonces era común que se mantuvieran ocultos en sus domicilios llegó hasta San Francisco. No pasó mucho tiempo hasta que un grupo de jóvenes profesionales y voluntarios de diversas especialidades coincidieran en la necesidad de dar forma a una idea cuyo objetivo era trabajar por la dignidad del discapacitado.
Así nació Apadim, por la determinación, la decisión y el trabajo coordinado de una decena de personas que fueron contagiando su entusiasmo a las primeras familias que decidieron confiarles a sus hijos para que recibieran un servicio educativo brindado por profesionales.
Cuarenta años después de materializado ese sueño, el Instituto Privado Especial Apadim cuenta con una población de 90 estudiantes en el predio de Hipólito Yrigoyen 1575 a lo que se suma el Centro de Día San Francisco, ubicado en Salta 1761. Allí concurren 38 beneficiarios desde los 18 años.
Cuarenta años que se celebran
Hoy domingo Apadim está de fiesta. Con un almuerzo en el Superdomo celebra los 40 años de una valiosa tarea educativa que desde el primer momento tuvo como objetivo impulsar cambios en la manera en que la sociedad aborda la discapacidad.
LA VOZ DE SAN JUSTO dialogó con Ruth Pizzi de Ambrosino y Luis Gaviglio, dos integrantes de aquel reducido grupo de personas que desde un primer momento imaginó que era posible ir tras el sueño de trabajar para brindarles oportunidades a las personas con discapacidad.
-¿Cómo nació Apadim en San Francisco?
-Ruth Ambrosino: Todo comenzó por una idea que se gestó desde un equipo que trabajábamos en la Escuela Ana Sullivan y algunos de nosotros también lo hacíamos en otras asociaciones. En este grupo estaban, entre otros, el médico de la Escuela Ana Sullivan, Guillermo Sbry, y otras docentes entre las que me incluyo. En ese momento advertíamos la dificultad de muchas madres que no tenían servicios educativos para sus hijos porque el perfil de la escuela especial de entonces era para determinada población y entonces quedaban fuera muchas personas con discapacidades moderadas o severas.
-Antes la sociedad apuntaba a no mostrar tanto la discapacidad. ¿Cómo se logró dar vuelta ese prejuicio?
-R.A.: Sí, eso fue así pero a su vez, 40 años atrás, comenzaba a gestarse una movida social en todo el país que derivó en la primera Ley de Protección Integral para las Personas con Discapacidad. En todas las provincias comenzaban a formarse asociaciones de padres y eso fue el motor generador de todo este movimiento que terminó con la creación de Apadim. Aquí tuvimos la ventaja que con el movimiento de este pequeño grupo iniciador de esta aventura luego se sumaran voluntarios incondicionales que, algunos tenían hijos con discapacidad y otros no, pero realmente fue un impulso muy grande.
-Así surgió la asociación...
-R.A.: La creación de Apadim se dio a
través de una asamblea constitutiva que tuvo lugar en Unión Social, el 20 de
abril de 1979 donde se decidió conformar la asociación. La mayoría de los
presentes eran padres de chicos con discapacidad, docentes y voluntarios. En
ese momento la institucionalización de los chicos con discapacidades moderadas
y profundas no era un servicio educativo y con Apadim se creó ese nuevo
servicio.
-Luis, ¿cómo se sumó a la iniciativa?
-Luis Gaviglio: Yo llego a Apadim invitado por el doctor Pablo Panero que integró el primer grupo que dio vida a la institución y la explicación de todo lo que se estaba haciendo me la dio Ruth. Conocía algo de discapacidad por mi actividad sindical porque me interesaba mucho el destino que seguían los trabajadores que quedaban discapacitados por algún accidente de trabajo. Cuando me explicaron lo que querían hacer, me interesé desde un primer momento.
-¿Con qué se encontró a partir de esa invitación?
-L.G.: Con un mundo de afecto incondicional que es imposible poder abandonar una vez que se conoce. Esto es algo que nunca más se va a dejar. Hablar de discapacidad cuatro décadas atrás no hubiera sido posible sin la voluntad de ese equipo interdisciplinario que trabajó para conformar Apadim, con una fuerza y voluntad tremenda de familiares de los primeros estudiantes. Esa fue la gran base que permitió que Apadim sea lo que es hoy, una institución que realizó un aporte tremendo a la educación, la rehabilitación y la integración de los discapacitados.
-Luego de la conformación, ¿cómo fue surgiendo todo hasta llegar a lo que es hoy Apadim?
-R.A.: De inmediato fuimos a la Dirección de Institutos Privados de Enseñanza donde nos dieron todas las condiciones para que el servicio pueda comenzar. El primer año nos ubicamos en un edificio sobre calle Independencia al 1600, frente a la Plaza Vélez Sarsfield; al año siguiente fuimos a Cabrera 1520. Con el tiempo nos mudamos a Libertad 1338.
El gran salto lo pudimos dar gracias a la determinación de Rosa Karlen de Rittiner que en su testamento legaba parte de sus bienes a nuestra institución. Eso ocurrió en la década del '80. Esos fondos nos permitieron comprar el edificio de calle Salta 1761 donde actualmente funciona el Centro de Día San Francisco y con un monto de dinero proveniente de la misma sucesión se adquirió el predio de la Granja donde hoy se encuentra la escuela. Igualmente se pudo comprar una parcela de 70 hectáreas de campo que no se puede vender, pero con el alquiler se logró un impulso muy grande para conseguir el dinero necesario para la infraestructura que hoy tenemos
-Ruth, ¿cuál fue su primera tarea en Apadim?
-R.A.: Durante un mes y medio fui fonoaudióloga y como la persona que iba a empezar a en la dirección no pudo seguir, la comisión de entonces me propuso ese cargo y desde ese momento estuve como directora hasta el año 2005, cuando me jubilé. Allí empecé a formar parte de la Asociación Civil y actualmente soy su representante legal.
-¿Cómo encuentra a Apadim hoy, a 40 años?
-R.A.: Estamos muy orgullosos del equipo docente y directivo de hoy, por cómo supieron mantener los principios y los objetivos que se establecieron en su creación, trabajando con las familias y generar cambios en la sociedad. Todo el personal está contento por este festejo, el afecto de ellos está siempre.
-¿Cómo se conformaba el equipo docente inicial y qué servicios brindaban?
-R.A.: Éramos ocho personas que brindábamos los servicios de psicología, docente especial, educación física y fonoaudiología. Al año siguiente se sumó el servicio de trabajadora social. A 40 años de la fundación, tenemos un equipo muy completo de profesionales que incluye la prestación de servicios desde la estimulación temprana, inclusión escolar, centro de formación, etc.
-Luis, además de formar parte del grupo de fundadores, usted ocupó la presidencia de la Asociación Civil Apadim en varios períodos. ¿Cómo la ve hoy?
L.G.: Sí. Para mí es una gran emoción porque me trae a la memoria los pioneros de la escuela. Recuerdo a todos aquellos padres y familiares que nos ayudaban mucho aportando ideas para hacer funcionar algo que no existía. En esa época había muy poca información sobre la discapacidad y eso los sumía en una situación brutal de desamparo. Ese movimiento que se dio a nivel nacional para empezar a hacer algo por los discapacitados impactó en San Francisco de esta manera. Apadim siempre tuvo el privilegio de tener un equipo interdisciplinario fenomenal y que hoy parte de esos profesionales y docentes estén al frente de la institución, es un logro enorme porque demuestra que los objetivos iniciales siguen vigentes. Apadim en cuatro décadas hizo aportes muy importantes en todo lo relacionado con la rehabilitación y la integración social de las personas con discapacidad. Apadim ayudó a prender la luz en el camino de la dignidad del discapacitado.