Alfalfa: la oportunidad de recuperar lo que la sequía “se llevó”
Se acerca la primavera y con ello, la posibilidad de encarar la siembra de pasturas que no se llegaron a hacer en otoño por los problemas climáticos ocurridos. Algunos consejos técnicos para maximizar la producción por hectárea logrando así proteína de bajo costo.
Por el Ing. Agr. Franco Torossi (*)
En función de la secuencia de cultivos, conocida como cadena forrajera que presente cada tambo, será o no necesario renovar pasturas perennes a base de alfalfa. La misma, sin importar si el sistema es pastoril, mixto o de encierre tiene como objetivo maximizar la producción por unidad de superficie, logrando de esta manera proteína de bajo costo.
Para ello, es conveniente desarrollar brevemente cuestiones relacionadas a la elección del lote y labores pre siembra, cultivo antecesor, elección del Grupo de Madurez (GM), época de siembra, uso de herbicidas y densidad (kilogramos por hectárea).
Tomando como ejemplo un GM 6 podemos observar como se comporta la curva de crecimiento de la pradera. Durante los meses de primavera-verano vamos a lograr la mayor producción y debemos cosecharla como reserva (henos, silaje y hasta heno embolsado) en pos de aprovecharla en el "bache forrajero" de otoño e invierno.
En función de cómo se presenten las precipitaciones cada 30 a 35 días podremos estar disponiendo de al menos un potrero para corte, con lo cual el secreto en pos de lograr la mayor calidad posible de las reservas radicará en que ese material no supere el 50% de floración, ya que superando este valor aumentan considerablemente los valores de lignina y el material se vuelve indigestible perdiendo calidad.
Elección del lote y labores
El éxito de lograr un alfalfar empieza desde el cultivo antecesor y la elección de lote: maíces de primera o moha, girasol, y hasta soja son los mejores antecesores ya que liberan el lote a tiempo para comenzar con labores como doble acción con rastra y hasta un paratil, para eliminar el llamado "piso de arado" que sin dudas será una limitante en el crecimiento radicular de la alfalfa. (ver foto)
"Es
necesario replantear la implantación de praderas en pos de lograr más producción
y persistencia por unidad de superficie, para evitar superficie forrajera que
se torne improductiva".
Grupo de Madurez y época de siembra
La elección del grupo de madurez (GM) dependerá en cada caso si vamos a necesitar de aporte de forraje en invierno (como lo hacen los GM 9 y 10) o solamente en primavera y verano (logrado en GM 6) como muestra el cuadro 1. Además hay que recordar aspectos tales como resistencia a enfermedades y plagas, persistencia y producción anual.
La ventana de siembra se ubica en dos partes: desde marzo hasta mayo (como última opción) y existe la alternativa de implantar las praderas en los meses de septiembre a octubre. En este último caso deberemos prestar mucha atención a la competencia de malezas de "hoja ancha" y el banco de semillas que sin dudas presentará competencia en los meses de noviembre con las gramíneas anuales.
Los herbicidas pos emergentes que podemos usar son imazetapir, flumetsulam, bromoxinil y clorimuron para el primer caso; y referidos a las gramíneas tenemos como opción cletodim y haloxifop como ya hemos hecho mención en notas anteriores.
"El objetivo productivo radica en lograr al primer año unas 400 plantas por
metro cuadrado y luego al segundo año unas 200".
Lograr más plantas y tallos por metro cuadrado
Pensando en lograr mayor persistencia de ese alfalfar que a su vez permita expresar la mayor producción por hectárea sería deseable incrementar la densidad de 12 a 16 kilos por hectárea. Además, si la siembra se realiza con una distancia entre surcos mayor a 20 centímetros, evaluar la oportunidad de implementar "doble siembra" o "al cruce" .
A modo práctico, tomando una densidad de 16 kg por ha sería deseable sembrar 8 kg de norte a sur y el resto de este a oeste. Si la operación de siembra se realiza con una distancia menor a 17 cm la bibliografía marca que no es necesario sembrar dos veces.
De esta manera estaremos logrando: más plantas por metro cuadrado y tallos por metro cuadrado, menos competencia por malezas, más persistencia, más producción, más kilos de proteína por superficie, y bajo costo de esa proteína.
El objetivo productivo radica en lograr al primer año unas 400 plantas por metro cuadrado y luego al segundo año unas 200.
Doble siembra: la estrategia para cubrir el gasto
Haciendo foco en los números, se detalla a modo práctico lo que costará este año implantar las alfalfas en el caso de elegir la metodología de doble siembra con una densidad de 16 kg por ha de semilla.
Si tenemos en cuenta que la doble siembra, el incremento en la densidad de la semilla representa el 85% de los costos y hasta a veces puede tornarse complicado desde el punto de vista financiero para con el volumen total de la superficie a renovar. El cálculo que debemos tener en cuenta es que en los 3 o 4 años que dura esa pradera, logrando al menos un corte mas en el año con un rinde promedio de 4 rollos por hectárea (ha), habremos pagado el extra de semilla y la doble siembra.
De esta manera vemos que el kilo de
Materia Seca (MS) nos queda en un valor sumamente económico, comparado con la oportunidad
de comprar alimento externo, ya que el fundamento radica en que ese alfalfar
cuenta con más plantas y tallos por metro cuadrado, con lo que contamos con más
producción por unidad de superficie.
Sin importar el sistema de producción es
necesario replantear la implantación de praderas en pos de lograr más producción
y persistencia por unidad de superficie, para evitar superficie forrajera que
se torne improductiva (con menor rendimiento de forraje) y sea necesario
implantar otro cultivo como maíz o sorgo para silaje.
(*) Especialista en Producción Lechera (UNL).