Alejandro es ciego y en cuarentena apuesta a la superación tocando la guitarra
"La guitarra me ayuda a pasar el tiempo", asegura el sanfrancisqueño no vidente que encontró en el arte un refugio y una forma de comunicarse. El judo es otra de sus pasiones, pero en el confinamiento, la música se adueñó de su tiempo en casa.
Por Mauricio Argenti | LVSJ
"Que se queden en su casa, que se entretengan y que todo va a estar bien", dice Alejandro Kunkel, un pibe de 13 años que se puso como meta pasar de la mejor manera posible la cuarentena.
"Ale", como todos lo conocen, es no vidente y a pesar de algunas limitaciones no se detiene un segundo y siempre está haciendo cosas.
Antes de la pandemia, el adolescente distribuía su tiempo entre las clases de la Escuela Proa y las práctica en Centro Integral de Judo Alfredo Acosta (Cijaa), donde es cinturón verde-azul y llegó a ser sub campeón nacional en su categoría.
Pero el encierro modificó la rutina y si bien cumple con las tareas de la escuela y la actividad física, Ale pensó en otros sus talentos como es la música para sacarle provecho a esta pausa que nos impuso el coronavirus.
También toca la batería y su habitación se convirtió en toda
una sala de ensayo.
Desde muy pequeño sintió inclinación hacia la percusión lo que lo llevó a tomar clases particulares de batería. Con el tiempo, sus padres Mariana y Mauricio tomaron la decisión de comprarle este particular instrumento que transformó su habitación en un ambiente ideal para practicar. Más adelante, comenzó a asistir al Conservatorio Provincial de Música "Arturo Berutti", donde empezó a tocar el piano y actualmente se perfecciona en guitarra.
"La guitarra me ayuda a pasar el tiempo", explicó el adolescente a LA VOZ DE SAN JUSTO.
Dueño de un estilo muy particular para tocarla, Alejandro se prepara para hacer volar las notas musicales mientras acomoda el instrumento y la música comienza a surgir.
Tras confesar que "al principio no fue fácil" aprender a tocar la guitarra, reconoció que con el paso del tiempo se fue "soltando" y eso le permitió poder interpretar sus primeras canciones con las cuales emociona a quien lo escucha.
Su profesor, Walter Garigliotti, lo tiene como único alumno en su clase y eso lo hace sentir especial. "Iba al Conservatorio una vez a la semana y ahora espero que vuelvan las clases para seguir avanzando", comentó.
Con la suspensión de todas sus actividades por la pandemia, Alejandro pasa todo su tiempo en casa junto al resto de su familia. Sin embargo, eso no parece una carga para él sino todo lo contrario. Él mismo explicó que "me gusta mucho estar en casa y siempre encuentro algo para divertirme".
Lo que extraña
Alejandro como muchos jóvenes de su edad pasa varias horas haciendo duelos virtuales de Play Station con sus amigos. Pero si bien lo virtual es interesante y les permite comunicarse, Ale cuanta que extraña compartir con ellos los encuentros en la plaza o los días de verano en la pileta. "Eso nos permitía encontrarnos y charlar, algo que ahora no podemos hacer porque tenemos que estar en casa".
Otras de las cosas que dejó de hacer por la cuarentena es andar en bicicleta.
El adolescente contó que cuando era chico su papá le enseñó y eso fue posible luego de agudizar el resto de sus sentidos que les permiten suplir la falta de visión y de esa manera conducir seguro en compañía de algún familiar o amigo.
"Casi siempre voy con alguien a mi lado en la bici y eso me ayuda a orientarme", dijo para luego explicar que "a veces doy paseos por el barrio".