A favor de los jurados populares: “Traen la visión de la sociedad”, asegura un juez
Desde 2005 a la fecha, se llevan realizados 24 juicios con este sistema en los tribunales locales, de los cuales en la mayoría de los casos los imputados fueron condenados. El juez de cámara Claudio Requena defiende la participación ciudadana en los juicios y afirma que no llegan con prejuicios. Fue el entonces gobernador de Córdoba José Manuel De la Sota quien puso en marcha de este sistema.
Por Nicolás Albera
¿Qué pasaría si un ciudadano común se mete en un quirófano junto a un cirujano a operar? La respuesta es fácil: no sabría qué hacer. Este ejemplo, entre otros, es utilizado muchas veces por quienes se oponen a la utilización de jurados populares en los juicios, al sostener que no saben nada de leyes. Sin embargo, en materia judicial no se trata de una cuestión absoluta ni tampoco un pensamiento porque hay quienes reconocen el lado positivo de tener a ocho personas sentadas detrás de un tribunal técnico que juzga y que permanecen calladas, aunque atentas, durante todo un proceso judicial.
Claudio Requena, vocal de la Cámara Criminal y Correccional de San Francisco, es uno de los que ve el vaso medio lleno, o un poco más, en este debate. "Hay que ser honesto y reconocer que no todos los jueces están de acuerdo con este sistema. Yo sí y a los que sí estamos de acuerdo nos llaman 'juradistas'", abrió en diálogo conLA VOZ DE SAN JUSTO, en una semana donde la figura de los jurados populares fue materia de polémica en Buenos Aires tras el veredicto que favoreció al carnicero Daniel Oyarzún.
Según el juez, el rol de estos es destacable: "Aportan muchísimo porque a la gente se la escucha. A veces se habla mal de la Justicia, con desconocimiento. En este caso, los jurados entran al juicio y tienen la oportunidad de conocerlo por dentro y su voto vale lo mismo que el de un juez técnico. Ha sido interesante la experiencia hasta acá, con gente que confesó en uno de los últimos juicios que fue una de las experiencias más grandes de su vida y se sintió conmovida por tener que resolver una situación determinada. Nadie queda indiferente frente a esto", aseguró quien ostenta 42 años en esta profesión y 19 como juez de cámara.
El primer juicio con esta modalidad se realizó en nuestra ciudad en agosto de 2005, para juzgar un homicidio. En esa oportunidad, Requena fue el presidente del tribunal y quien leyó el fallo que sentenciaba a Víctor Luna, acusado de matar de un disparo a Marcos Brito el 5 de junio de 2003, hecho por el cual debía cumplir una condena de 12 años de prisión.
"¿Cómo van a condenarlo personas que no saben nada de leyes?", se preguntaba Rafael Luna, su hermano tras conocer la sentencia. Cerca de él, Carlos Martínez Cherini, abogado defensor, pese a estar conforme por haber evitado la prisión perpetua de su defendido, resaltaba que "en el derecho penal no se puede condenar por indicios o supuestos, las pruebas deben ser contundentes porque el beneficio de la duda favorece siempre al acusado. Y aquí la irregularidad de las pruebas fue total", cuestionaba.
Respecto a quienes no están de acuerdo con la participación de ciudadanos comunes que decidan sobre el destino de los que cometen un delito, Requena es claro: "Siempre surge el argumento de que no saben de Derecho, pero no se trata de eso sino del sentido común que aportan porque traen la visión que tiene la sociedad y uno lo contrasta con sus propios conocimientos. Para mí es una suma de la parte jurídica técnica con el sentido común de la gente que vive muchas veces distintas situaciones", señaló.
Pero lo importante es que fue confirmado el fallo del tribunal superior como la corte suprema.
Desde 2005 a la fecha, se llevan realizados 24 juicios bajo esta modalidad en los tribunales locales, de los cuales en la mayoría de los casos los imputados fueron condenados y en el resto, absueltos. En la provincia se estima que son más de 300.
Claudio Requena
Diferencias
Los juicios con jurados populares se dan en casos de ilícitos comprendidos en el fuero penal económico y anticorrupción; homicidios agravados; delitos contra la integridad sexual seguidos de muerte; homicidios con motivo y ocasión de tortura y homicidio en ocasión de robo.
La Justicia, en base a un padrón que se modifica a los dos años, cita a 24 personas para una audiencia y luego elige a 12, los ocho titulares y los cuatro suplentes. Una vez en actividad reciben una retribución económica más viáticos por cada día de intervención efectiva.
"Me parece bien que mucha gente se interiorice sobre esto. Opinar en la calle es una cosa, pero cuando son jurados te dicen 'un momentito, cuáles son las pruebas'", aseguró Requena, quien contó que hubo casos donde prevaleció el voto del jurado popular o casos de empate donde el presidente del tribunal debió desempatar y lo hizo en concordancia con estos.
Cabe destacar, que los jurados deciden, junto a los magistrados, sobre la existencia del hecho delictivo y sobre la responsabilidad penal del imputado. En cambio, no intervienen en las cuestiones de índole estrictamente jurídica, como la calificación legal del hecho y la determinación del monto de la pena.
Esto último es lo que diferencia al sistema utilizado en Córdoba con el de otras provincias, entre ellas Buenos Aires, donde la decisión final recae exclusivamente sobre los ciudadanos.
Haciendo historia, fue el entonces gobernador de Córdoba José Manuel De la Sota quien puso en marcha de este sistema, en tiempos donde Juan Carlos Blumberg, cuyo hijo Axel fue secuestrado y luego asesinado, lideraba reclamos contra las leyes en el país.
"En la provincia de Córdoba se exige a los abogados una sentencia donde se valore la prueba, en nuestro sistema al deliberar juntos los jueces y jurados siempre hay un abogado y uno de los jueces que hace los fundamentos. Entonces, el acusado, el abogado defensor o el fiscal si no están de acuerdo tienen una sentencia donde se dice por qué surge una condena o una absolución. En el otro sistema se dice solo si es culpable o inocente", explicó el juez.
Consultado sobre los prejuicios que pueden traer los ciudadanos, Requena indicó: "Nos ha tocado juzgar a políticos, que muchas veces se los critica, pero la gente cambia su forma, se toma su tiempo para ver las pruebas o en los casos de homicidios lo mismo. No hay para nada prejuicios, se delibera mucho".
Quizás uno de los juicios más recordados con jurados en nuestra ciudad sea donde se condenó a prisión perpetua a Alejandro Bertotti y a Leonardo Forti por el crimen de Natalia Vercesi, donde en el caso del segundo hubo fallo dividido y debió desempatar el presidente del tribunal en esa oportunidad.