A falta de curas, diez diáconos casados comienzan su formación
Son varones, casi todos casados y con hijos, se formarán a partir de marzo para esta vocación religiosa. No podrán dar misa pero sí bautizar. En tanto, el obispo Buenanueva aclara que "son una figura distinta de los sacerdotes".
Un grupo de diez hombres -en su mayoría casados que deciden comprometerse con su fe -, oriundos de distintas localidades del departamento San Justo serán parte del proceso de formación de diáconos permanentes impulsado desde la Diócesis San Francisco para hacer frente a la escasez de sacerdotes que, en algunos casos, deja a templos sin párroco propio.
El obispo Sergio Buenanueva estima que "podrían ordenarse en unos cinco años".
La labor social como misioneros y llevar el evangelio a los hogares cristianos son aspectos fundamentales sobre los que trabajarán.
Buenanueva describió el origen de esta iniciativa en diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO: "Este es un proyecto que venimos madurando desde hace algunos de años, con consultas a los sacerdotes, Consejos de Pastoral de las parroquias y por unanimidad se aprobó la idea de retomarlo. En la Diócesis, hace algunos años, en la época de monseñor Baldomero Martini, ya se había planteado".
Los diáconos son ordenados en una ceremonia muy similar a la de ordenación de los sacerdotes, y que tienen autoridad para realizan muchas de las funciones de éstos, salvo confesar, ordenar sacerdotes, impartir la confirmación o presidir la Eucaristía.
En la misión
"Nuestra diócesis necesita que tanto el obispo, como los sacerdotes y los diáconos seamos misioneros, una figura apostólica con espíritu de salir al encuentro de las personas. Es algo muy propio del diácono todo el contacto con el mundo de la pobreza y la pastoral social y un aspecto misionero, donde salgan a golpear puertas, llevar el evangelio", afirmó el obispo.
Las enseñanzas en el diaconado apuntarán a "la formación humana, el equilibrio entre la vida apostólica y la personal", adelantó.
"También vamos a volver sobre los temas fundamentales como la palabra de Dios, la enseñanza de la iglesia, la espiritualidad, el sacramento del diaconado", describió Buenanueva.
Cuando el proceso de educación finalice, "los diáconos se ordenan en una ordenación litúrgica, son ordenados para el ministerio diaconal".
La formación arranca en marzo
Los diez postulantes inician en marzo un proyecto de formación y educación donde "deben equilibrar su vida apostólica, con la laboral y familiar". Todos provienen de distintas localidades lo cual también supone un desafío en la modalidad de implementación del cursado del diaconado.
Una vez que se aprobó el proyecto, el desafío fue hallar a los postulantes y para ello se hizo un sondeo en San Justo y otras localidades de la zona. "Teniendo en cuenta que es una diócesis rural, los párrocos comenzaron a indagar en sus comunidades y aparecieron diez candidatos", resaltó Buenanueva.
Se trata de "un primer discernimiento vocacional" para "saber si estas personas están llamadas al diaconado", por eso es un "proceso formativo".
Asimismo, el religioso estimó que "en cinco años podemos pensar en las primeras ordenaciones de diáconos. Hay una esperanza muy linda y estamos ilusionados".
"Habrá tutorías y trabajos online y el uso de las redes e Internet facilitará mucho el tema", anticipó el prelado.
Los diáconos "son una figura distinta de los sacerdotes", aclaró el obispo Buenanueva
Una necesidad
"Creemos que nuestra diócesis necesita incorporar su vida pastoral esta figura del diácono permanente -sostuvo el obispo-. Normalmente, son hombres casados, puede haber algunos célibes, pero son los menos".
Los cinco años de educación y formación son aproximados, "todo depende de la adaptación de las personas porque muchos de ellos al inicio tienen que recuperar ritmo de estudio. Además, la formación no sólo es intelectual y académica, abarca muchos aspectos".
"Nosotros apostamos a una formación integral, que puedan dar testimonio de madurez humana, de llevar bien su familia, de compromiso apostólico. Es algo muy propio del diácono todo el contacto con el mundo de la pobreza y la pastoral social y un aspecto misionero, donde salgan a golpear puertas llevar el evangelio", ratificó.
En alza
En Argentina esta idea viene creciendo, "la cifra puede parecer poca en relación con los curas, hay 5000 sacerdotes y 700 diáconos aproximadamente. En la diócesis de la que provengo - Mendoza - hay cerca de 70 diáconos; Córdoba tiene un poco menos pero es una realidad que está creciendo desde que la Iglesia católica reincorporó esta figura a su vida a partir del Consiglio Vaticano Segundo, que terminó en el año '65", esbozó el obispo.
Su rol en la Iglesia
Los diáconos trabajan en los tres campos en los que se divide la misión de la Iglesia: "En el sacramental pueden presidir el bautismo, matrimonio, exequias, dirigir la celebración de la palabra".
Sin embargo, "no pueden celebrar la eucaristía, la reconciliación, la confirmación que son reservados a los sacerdotes o al obispo", aclaró Buenanueva.
También, "pueden coordinar la catequesis, llevar adelante acciones pastorales, animar una actividad misionera bajo la coordinación del párroco".
"Su gran campo de acción está en la caridad, la administración de bienes de la Iglesia de Cáritas, el servicio a los pobres; la pastoral social y las nuevas formas de pobreza como las adicciones o la pastoral de la salud".
Los diáconos "son una figura distinta de los sacerdotes". En ese sentido, "uno de los desafíos más importantes para los sacerdotes "será compartir y adaptarse a esta realidad", exhortó Buenanueva.