Refugio Daniel Mari se prepara para volver a recibir a familiares de pacientes con otras patologías
El coronavirus no elimina ni posterga otras enfermedades que movilizan no solo a quienes las sufren sino a su familia. El lugar que les ofrece donde pasar la noche, una cena y un desayuno a familiares de internados en el Hospital espera poder reabrir pronto para seguir cumpliendo el anhelo solidario de un amigo
La paralización de las actividades por la pandemia obligó también a interrumpir la invalorable acción solidaria que se presta en el Refugio Daniel Mari, ubicado a escasos metros del Hospital Regional "J. B. Iturraspe", que antes de todo esto recibía a familiares de pacientes internados que necesitan pasar la noche y no tenían a dónde ir o recursos para pagar un alojamiento.
El 2019 no resultó un año muy bueno para el refugio. Durante 9 meses permaneció cerrado mientras se solucionaban una serie de inconvenientes administrativos que no le permitían obtener la personería jurídica.
En enero de este año reabrió sus puertas aunque el 20 de marzo debió cerrar por la cuarentena.
"Estamos esperando poder abrir nuevamente porque si bien el Hospital está enfocado en la atención de pacientes con covid -19, periódicamente llegan personas de distintos lugares de la región con otras patologías y necesitan un lugar para alojarse mientras acompañan a la persona internada", dijo Alicia Lencinas, miembro de la comisión directiva de la asociación civil, sobre la actualidad del lugar.
"Hasta que la pandemia nos obligó a parar con nuestras actividades trabajamos en la atención de las necesidades de infraestructura de la casa, pero con las nuevas medidas impuestas no pudimos hacer otra cosa que ir a cortar los yuyos. Una vez que nos habiliten a reabrir solo necesitaremos el tiempo para hacer una limpieza profunda y volver a poner todo en su lugar".
Historia
Quienes llegan al refugio son derivados por las trabajadoras sociales del Hospital quienes luego de un relevamiento socio económico informan a los voluntarios sobre la necesidad de alojamiento y alimentación durante el tiempo que dure la internación del familiar.
La historia del refugio se remonta a muchos años atrás donde la persona que le dio su nombre, Daniel Mari, comenzó a transitar una cruel enfermedad de la que finalmente no se pudo recuperar y finalmente falleció en 2008.
Durante el transcurso de las prolongadas internaciones por las que tuvo que transcurrir, Daniel Mari había observado la necesidad de muchos familiares de pacientes con escasos recursos por contar con un lugar digno donde pasar la noche.
Ese deseo fue transmitido por el propio Mari a su grupo de amigos más cercanos quienes desde el mismo momento en que se produjo su fallecimiento supieron qué tenían que hacer.
Para ello, estos 16 amigos "de fierro", como Daniel Mari solía definirlos, comenzaron a realizar campañas para reunir fondos y elementos con los cuales brindar ayuda. Fue así que en una de las convocatorias realizadas a través de las páginas de LA VOZ DE SAN JUSTO, una vecina de nuestra ciudad, Otilia de Cerino, se hizo eco de este pedido y donó la propiedad donde se encuentra el refugio, en calle Padre Gervasi 366.
En enero de 2013 comenzaron a trabajar y dos meses más tarde, el 16 de marzo -fecha en la que se celebraba el cumpleaños de Daniel Mari- se dio paso a la inauguración formal de este espacio de contención que tiene capacidad para albergar a 14 personas.
El refugio cuenta con un pabellón de mujeres con ocho camas y un pabellón de hombres con seis camas, ambos con baño propio. También con un comedor equipado con muebles y electrodomésticos, todo producto de donaciones.
Los diferentes ambientes del inmueble llevan los nombres de personas que colaboraron para la obra. El comedor se llama Néstor Marengo, quien donó dinero para refacciones; el pabellón de mujeres, Otilia de Cerino, quien donó el inmueble, y el pabellón de hombres, Adelmo Cerino, esposo de Otilia.
"El sueño de Daniel se cumplió"
Recordando la figura de quien inspiró esta iniciativa, Lencinas explicó que "el sueño de Daniel se cumplió" a partir de que la tarea incansable que desarrolló su grupo de amigos , entre quienes se encontraban Gustavo Sosa, José Delgado, Juan Oyola y Carlos Castro.
"Mucha gente que conocía a Daniel se solidarizó con esta idea y realizaron importantes donaciones que se volcaron íntegramente para el refugio", indicó.