El carro del Archivo Gráfico está listo para volver
Pedro Oliva utilizó todo material reciclado y lo reparó junto a su esposa Sandra devolviéndole la imagen que condensa miles de cargas y descargas que debe haber hecho cuando era utilizado a inicios del siglo XX.
Por Ivana Acosta | LVSJ
En octubre pasado, un hecho de vandalismo dejó perplejos a los miembros del Archivo Gráfico y Museo Histórico (AGM) de la ciudad al descubrir que en medio de la madrugada desconocidos quisieron llevarse y destrozaron en el vano intento un carro antiguo utilizado para tareas rurales que estaba allí hace 8 años.
El carro era conocido por todos los que han pasado por el AGM, estaba exhibido como una forma de compaginar con el ecosistema su funcionalidad a inicios del siglo XX en una zona como la nuestra que tiene impronta agrícola.
Las imágenes se compartieron varias veces y aunque el carro estaba en muy mal estado gracias a la conexión de un amigo, apareció Pedro Oliva que sin costo alguno decidió arreglarlo para devolverle su brío.
A la casa de Oliva siguen llegando sulkis para ser reparados o restaurados.
Oliva trabaja desde los 14 años y pasó por muchos rubros y puestos laborales que le dieron la cualidad de ser multifacético como se define, tiene una visión recta de cómo deben ser las cosas, donde por ejemplo, considera que fue "gente de bien" y no "alguien de la periferia", quienes terminaron destrozando el carro.
Sin embargo, también pasó momentos muy duros cuando de repente tuvo que poner freno al trabajo por el deterioro de su corazón, y ahí fue cuando apareció este rol de reparador de cosas como carros y sulkis.
"Un amigo me pasó la foto sabiendo lo que iba a hacer yo cuando vi la foto. Le dije que si él conocía a la gente yo lo hacía gratis y ellos pusieran solo el material. Concurrí al Archivo Gráfico a verlo y estaba destrozado - dijo - Cuando vi el carro sentí impotencia porque no creo que sean maleducados quienes lo hicieron, no tienen ni siquiera educación, no creo que sea alguien de la periferia, estoy convencido que fue gente de bien".
Pedro y Sandra trabajaron codo a codo de forma intensa para la reparación.
Así que una vez que lo tuvo en su casa se ocupó de ver donde estaban los mayores daños, estructuralmente estaba destrozado, pero empezó por la rueda que estaba partida y después reemplazó todo lo roto.
"Esto fue una reparación porque había que dejarlo con su esencia, historia y los años. No se pusieron maderas nuevas, creo que lo dejamos casi como estaba", sostuvo y señaló que lo hizo a la par con su esposa Sandra Visetti de Oliva.
De ella reconoce que no solo es una gran compañera, sino que estuvo a su lado en todo, y más en el trabajo: "Hay tres M que marcaron mi vida, mi mujer, mi maestra y mi mujer siempre por el camino correcto. Con ella tenemos un apostolado de ser solidarios con la gente que de verdad lo necesita".
Pronto retornará al AGM
El carro ya está listo para ser entregado, Pedro le devolvió el brillo de la Argentina obrera que marcó toda una época también tierra adentro.
Según comentó "era usado en cortaderos de ladrillos para carga y descarga, cargaban a pulmón. Cuando atracaban el carro se desenganchaba y descargaba solo", entre sus usos estaban el de "levantar los corrales en los campos, afirmar las piletas, por ejemplo y hasta mudanzas".
"Esto fue una reparación porque había que dejarlo con su esencia, historia y los años. No se pusieron maderas nuevas, creo que lo dejamos casi como estaba".
En la mente de Pedro está "un dibujo del gran Molina Campos va un niño arriba de los muebles porque también lo usaban de mudanza".
Todas las maderas que usó eran recicladas, denotan el paso del tiempo de una máquina que tiene muchas cargas encima. Fueron unos cuantos días duros para él y su esposa en que previamente tuvo una infección que lo retrasó, pero ya está, su misión está cumplida.