Dante Panzeri, el viejo que estorbaba en la cosa del fútbol nostra
Dante Panzeri. Probablemente, el periodista más íntegro que tuvo el deporte y, por qué no, la profesión en sí. Probablemente, tan admirado como odiado. Probablemente, dueño de una de las frases más citadas, pero poco leído. Un "crack" al que no queremos olvidar. Así lo recordamos en Biblioteca de Babel - Leyendas.
Por Manuel Montali| LVSJ
"Opina Alsogaray". Es un recuadro pequeño, en una esquina, entremezclado con una larga cobertura de un River-Boca, en la revista El Gráfico del 29 de agosto de 1962. Lo que dice don Álvaro, por entonces ministro de Economía de la dictadura de José María Guido, es totalmente prescindible. Casi podría decirse que no tenía nada que hacer (u opinar) allí. De hecho, el director de la revista así lo entendía, pero los dueños de la empresa le impusieron el recuadro. Del director, que había soñado con ejercer ese puesto desde su niñez en San Francisco en la década del veinte, se decía que era un cabrón, pero que era un quijote, un paladín de la profesión honesta y, sobre todo, valiente. Consecuente con su pensamiento, presentó la renuncia. Pidió solamente que le dejaran hacer su último número, y se fue haciendo justicia a su modo, dándole su última tapa a un "crack" olvidado.
Dante Panzeri. Probablemente, el periodista más íntegro que tuvo el deporte y, por qué no, la profesión en sí. Probablemente, tan admirado como odiado. Probablemente, dueño de una de las frases más citadas, pero poco leído. Un "crack" al que no queremos olvidar.
LA VOZ DE SAN JUSTO guarda el orgullo de ser el medio en el que se formó el gran Dante. Nacido en Rosario en 1921 pero afincado desde muy niño en nuestra ciudad, llegó a este medio siendo un adolescente que había dejado la escuela primaria pero que había aprendido a mamar el oficio desde sus lecturas devotas de El Gráfico. Otra de las grandes plumas de LA VOZ, maestro del oficio y cronista de hermosas páginas del deporte, Fernando Quaglia, recorrió la hemeroteca del diario para rastrear el nacimiento de este prócer del periodismo. Desde 1937, cuando Panzeri se hizo cargo de la sección deportiva, se pueden identificar algunos de los títulos "ácidos" y obsesiones que lo acompañaron durante toda su carrera: la decadencia del fútbol "jugado" y de su dirigencia.
"Dante Panzeri es uno de los más importantes periodistas deportivos de este país, si no el más importante, o por lo menos uno de los más polémicos", dijo Quaglia, y recordó que, a los 8 años, éste le había vaticinado a su maestra que iba a trabajar en El Gráfico. Poco después, en sexto grado, tuvo que dejar la escuela para ayudar a su familia. Su hermano, Demetrio, lo introdujo como cadete en LA VOZ, donde aprendió a escribir a máquina y se convirtió en el "primer cronista deportivo de pantalones cortos".
Panzeri amaba tanto El Gráfico que incluso ya le enviaba cartas desde su niñez, muchas de ellas publicadas y respondidas. Se instaló en Buenos Aires y llegó a la revista a los 21 años por intermedio de Enrique 'Chueco' García, wing de Racing y la selección. "Trabajó 17 años como redactor en El Gráfico, que para los que queremos el deporte es la revista por antonomasia del deporte nacional, y luego estuvo 3 años de director; 20 años en total", precisó el entrevistado.
Dinámica mata estrategia
"Panzeri quizás es el periodista más citado pero a veces no es tan leído. Tiene dos libros: la famosa 'Dinámica de lo impensado' y 'Burguesía y gangsterismo en el deporte', pero hay recopilaciones de sus artículos, biografías hechas y ahí podemos conocer un poco más su personalidad, muy polémica, y también su impronta periodística", explicó Quaglia.
Extremista, desde criticar el rol de los directores técnicos y reglas de juego (terminó imponiendo innovaciones por insistencia), fue sobre todo un profesional genuino. "Panzeri tenía una visión del fútbol juego. Lo primero que planteaba es que el único que sabe del deporte, no solamente del fútbol, es quien lo practica. Y decía que era muy difícil que otro que estuviera fuera supiera lo mismo que quien lo practica. La dinámica de lo impensado la explicó de muchas maneras, pero a mí me quedó una: es muy difícil hacerle un mapeo cerebral a un jugador de fútbol mientras está siéndolo", añadió el entrevistado.
Si bien señaló que actualmente los jugadores son seguidos por GPS para medir la distancia y zona por donde se mueven, "no se puede medir la velocidad mental o el instinto para tocar una pelota y dejar en evidencia a toda una defensa. La dinámica de lo impensado pasa por ahí, porque el instinto del futbolista y su talento pueden destrozar cualquier táctica y estrategia".
Si se habrá citado esta dinámica en los últimos días, luego de la agónica derrota de River frente a Flamengo: "Un pase filtrado y un error destrozan cualquier táctica, por más brillante que sea, como la de (Marcelo) Gallardo", indicó Quaglia.
Las "broncas" de Panzeri
Para el entrevistado, Panzeri fue un "acérrimo" rival de la decadencia de los dirigentes, del "fútbol espectáculo" y de quienes pensaban que en este deporte todo se podía planificar. "Más allá de esta postura, que por supuesto tiene algo de fundamentalismo, en una nota que se hizo en El Gráfico en 2013, transcurridas varias décadas desde que se había ido, recién ahí lo reivindican diciendo que no se trataba de defender sus posturas de 'talibán' pero sí de establecer que él tenía una visión, la defendía con sus argumentos, siempre, y mantuvo una ética intachable".
Sobre el desencadenante de su salida de El Gráfico, aclaró que la postura política de Panzeri (liberal, antiperonista) "quizá hasta era proclive a las ideas de Alsogaray, pero su visión periodística y ética le impedían aceptar esa presión, entonces no tuvo otro remedio que publicar la nota pero al mismo tiempo presentó su renuncia a su cargo como director periodístico. Pensó primero que iba a volver a ser redactor, pero luego dijo que no, porque les iba a cargar sobre las espaldas a los nuevos directores periodísticos la responsabilidad de tenerlo a él bajo su órbita, entonces acordó renunciar. Lo único que pidió fue hacer su último número, que fue el próximo, donde en la tapa apareció un tal Antonio Báez, un jugador que formó parte del plantel de 'La Máquina' de River y que luego pasó por Platense. Para Panzeri era un injustamente olvidado jugador, entonces lo reivindicó con su última tapa".
Su diatriba incansable y corajuda en el deporte se paseó por otros medios, gráficos como Así (una revista policial de mucha popularidad), La Opinión, La Prensa, Satiricón, y otros tantos radiales y televisivos. Quaglia recordó su paso por el diario "El Día", de La Plata, desde el que despotricó contra el equipo furor de fines de los sesenta, justamente el que identificaba a muchos de sus lectores: el Estudiantes de Osvaldo Zubeldía, del que decía que era una "asociación ilícita para cometer fines lícitos", sobre todo por su obsesión defensiva y por ganar por encima del gustar. "Y sólo en un partido, que yo tengo recuerdos, elogió a este Estudiantes, en una semifinal que jugó contra Platense (en 1967), y perdía 3-1. Panzeri dijo que no tuvieron otra que salir a jugar, y terminaron ganando 4-3".
Otro hecho al que se opuso ferozmente fue la realización del Mundial 1978 en nuestro país. "Él pensaba que la Argentina no debía hacerlo porque había en ese tiempo, y hoy también, problemas mucho más serios que resolver antes que gastar un dineral en el Mundial. Fue una de las muy pocas voces que se opusieron al Mundial del fútbol y falleció meses antes de que comenzara su realización. Su oposición tenía fundamentos, que podemos compartir o no, pero él argumentaba todas sus posturas".
Murió el 14 de abril de 1978. Sus vaticinios sobre el campeonato del mundo, incluso las posibilidades del equipo local de alzarse con el título, se cumplieron de sobra.
El Archivo Gráfico y Museo Histórico conserva dos ejemplares históricos de El Gráfico, el que motivó la renuncia de Panzeri y su última tapa
¿Qué diría Panzeri?
Dante veía allí donde nadie más se detenía. Su crítica visión periodística era la de un cirujano. Ante cada suceso importante, o incluso cuando parecía que no sucedía nada, los lectores se lanzaban a sus páginas siempre con el mismo interrogante: ¿Qué dirá Panzeri?
¿Qué podría decir Panzeri hoy de nuestro fútbol, con una AFA que sigue en la nebulosa después de una eternidad bajo el ala de Julio Grondona, con elecciones en donde se contabilizan más votos que votantes, con los barrabravas copando las canchas, con hinchadas sin visitantes, con torneos que nunca se termina de saber cómo, cuándo y cuántos los juegan...?
Quaglia no tiene dudas: "Se hubiera hecho un festín de argumentos para cuestionar, pero también hubiera elogiado estimo el juego de algunos equipos. Yo creo que le hubieran gustado (Lionel) Messi y el Barcelona de Guardiola".
Junto a ello, recordó: "El veía que cada vez se jugaba con mayor cantidad de defensores. Pronosticaba que del 2-3-5 inicial se irían amontonando Mundial a Mundial más defensores en el fondo hasta llegar a una formación 10-0-0 para el '94... que curiosamente terminó siendo uno de los mundiales menos vistosos en cuanto a juego, exceptuando pocos pasajes de Argentina y alguna figura notable como el búlgaro Hristo Stoichkov. El Brasil que ganó ese Mundial se impuso en penales ante una Italia muy amarreta y porque tenía dos delanteros de primer nivel como Bebeto y Romario. A partir de allí, él se esperanzaba con que volviera a imponerse el fútbol de juego y ataque...".
A modo de resumen, el también periodista subrayó: "Panzeri fue muy polémico, fundamentalista, ético. Cuando estudiamos periodismo nos decían que la objetividad no existe. Panzeri es un ejemplo clarísimo de que no existe objetividad, pero para él tampoco es buena la neutralidad: las cosas que están mal, están mal y hay que decirlas. El periodista, para él, era una suerte de fiscal y no un mero relator de sucesos".
Antes de partir, Panzeri había venido de visita a San Francisco. Acompañado por el "mago" Octavio Biancotti, considerado por muchos como el mejor jugador de la historia de Sportivo Belgrano (no podía ser de otra manera), recorrió las instalaciones de LA VOZ DE SAN JUSTO. Poco después, junto con la noticia de su fallecimiento, este medio recogió la última nota firmada por él, como homenaje a esa trayectoria brillante que se había iniciado en estas mismas páginas allá por la década del treinta.
"Todo periodista debe estar preparado para perder amigos", supo decir. En su funeral no hubo mucha gente. Una vez más, los hechos le dieron la razón.
Mi vecino, mi enemigo
Es anecdótico que uno de los grandes archienemigos de Panzeri, blanco dilecto de sus ataques, fuera otro vecino adoptivo de la ciudad, como Alberto J. Armando, presidente plenipotenciario de Boca Juniors durante más de dos décadas y cuyo nombre inmortaliza "La Bombonera".
Armando hizo una marca comercial de su club y fue uno de los hombres fuertes ligados al desarrollo del negocio millonario del fútbol en la Argentina. Panzeri lo atacó junto a tantos otros dirigentes ("con perdón de la palabra") responsables de la "burguesía" y "gangsterismo" imperante en el deporte (exceptuando solamente a José Amalfitani, el viejo que "estorbaba" en la "cosa del fútbol nostra"), desde todos los flancos, lo que le generó numerosos juicios en su contra. El único que perdió fue justamente uno de los tantos que le inició Armando, por una nota en la que denunciaba la "prepotencia del dinero".